Yo te busco de todo corazón y llevo tu palabra en mi pensamiento. Manténme fiel a tus enseñanzas para no pecar contra ti. ¡Bendito seas, mi Dios! ¡Enséñame a obedecer tus mandatos! Siempre estoy repitiendo las enseñanzas que nos diste. En ellas pongo toda mi atención, pues me hacen más feliz que todo el oro del mundo. Salmos 119:10-15
Estoy sola en mi habitación, leyendo, trabajando en la computadora, mirando la televisión, tal vez cantando o tocando algún instrumento. Disfrutaba todo lo que estaba haciendo. De repente, todo se volvió oscuro. Ya no había luz y no podía leer. La computadora y la televisión ya no encendían. No podía tocar instrumentos ya que no se veía nada.
Se había cortado la luz. El miedo vino a mí. Ya no podía disfrutar de las cosas que hacía si no había luz en mi casa. Pero en mi mente resonaba la voz de mi papá diciéndome “Ya va a volver la luz hija, es sólo un corte”. Yo no veía a mi papá, pero lo escuchaba hablarme desde la cocina mientras buscaba velas para encender. Yo no sabía cuánto duraría el corte de luz, pero sabía que en algún momento terminaría.
A veces veo esta situación reflejada en muchas vidas. Cuando estábamos disfrutando de nuestro diario vivir, cuando todo iba bien, cuando nadie nos criticaba ni nos humillaba, llegó el corte de luz. Todo se volvió oscuro y parecía no terminar. Pero Dios siempre está ahí diciéndonos “Ya va a volver la luz hijos, es sólo un corte”.
Tal vez en los momentos de tormenta no disfrutes las mismas cosas que antes disfrutabas, pero no te olvides que Dios desde otro lugar está encendiendo una vela. Él está trabajando para sacarte de ahí. Y por eso he puesto el versículo de allí arriba.
“Yo te busco de todo corazón y llevo tu palabra en mi pensamiento”. Debemos buscar a Dios aún en la mayor oscuridad que atravesemos, porque sólo Él tendrá la vela que encenderá nuestros corazones para seguir adelante.
Su palabra debes tenerla siempre presente en nuestros pensamientos, porque toda palabra de Dios no vuelve a Su boca sin haber actuado en tu vida. La Biblia no es sólo un conjunto de palabras, es un conjunto de promesas. No las olvides.
“Siempre estoy repitiendo las enseñanzas que nos diste. En ellas pongo toda mi atención, pues me hacen más feliz que todo el oro del mundo.” A mí me hace feliz recordar que Dios nunca me dejará. Recordemos Su palabra. Recordemos que “La luz ya va a volver, es sólo un corte”.
Tus problemas, tus momentos de oscuridad no son eternos, pero las promesas de Dios sí lo son. Busca la luz de Cristo, no olvides sus promesas y te aseguro que ese corte de luz será más corto de lo que imaginas.
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