"Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros." Romanos 5:8
Cada día la misericordia de Dios me sorprende más. Todos los días nosotros fallamos de tal manera que nos mereceríamos la muerte. Pero, Dios en su inmensa misericordia nos sigue animando a seguir adelante.
El amor de Dios es tan impresionante que Él camina a tu ritmo. Increíble verdad.
Ahora yo quiero que te pongas a pensar todas esas veces que le prometiste a Dios que ya no harías eso que tanto desagrada a Dios. Cuántas veces le dijiste a Dios que te perdonara por ese error tan repetitivo. Son ya incontables las veces que cometemos el mismo error.
Ahora quiero que seamos honestos delante de Dios y le digamos la razón por la cual no hemos podido dejar de cometer ese error. Es verdad que erramos, es verdad que nos duele traicionar a nuestro Papá. Pero, ahora es momento que le seamos completamente honestos a nuestro Rey.
Sólo ahora puedo estar seguro de que hemos errado más de diez veces. De esas diez veces cuántas le confesaste a Dios y le pediste perdón. No tengamos miedo de llegar ante Dios a pedir perdón, a Él le encanta que lo hagamos. No estoy diciendo que le encanta que erremos, le encanta que reconozcamos que Él es el único que nos puede perdonar nuestros pecados.
Dios es tan genial que cuando nosotros pecamos y llegamos delante de Él a pedirle perdón, Él nos recibe con una sonrisa increíble y con un amor que cada día me sorprende más.
No te estoy diciendo que juegues con la gracia. No te estoy diciendo que hagas una anarquía de tu vida. No te estoy diciendo que vivas en libertinaje. Pero, debemos ser honestos y aceptar que tenemos muchos errores. Pero, el amor y la fortaleza de Dios son más poderosos que todos nuestros errores juntos.
Dios ya nos ha dado un espíritu de dominio propio. Los que no nos creemos eso somos nosotros. Nuestros pecados son producto de nuestra naturaleza imperfecta, es verdad. Pero, son más repetitivos porque nuestra comunión con Dios es poca o nula. Lleguemos delante de Él y pongámonos a cuentas con Dios. Dios está ahí para escucharnos y amarnos. Llega con toda confianza delante de tu Salvador.
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