Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Salmos 40:1
La fe de los hijos de Dios, de nosotros, no es una fe estática, es una fe que debe ser accionada. Es una fe que debe moverse. La fe es tan espiritual que debe ponerse en práctica.
La paciencia es saber esperar. Pero, no por esto te quedarás estático en la fe. Si tú estás orando por un automóvil, ve y limpia el lugar donde guardarás el automóvil. Si estás orando por una beca para estudiar en otro país, ve y saca tu pasaporte.
No esperes que Dios haga lo que a ti te compete hacer. Debes saber esperar, pero en movimiento. ¿Esperar en movimiento? ¡Sí! La convicción de lo que tú esperas, de tu milagro, debe ser accionada. Debe ser ese impulso a seguir adelante y no rendirte.
Con nuestro Dios no podemos quedarnos de brazos cruzados. Con nuestro Dios debemos pararnos y seguirle. Dios está en movimiento todos los días. Pero, su misericordia es tan inmensa que aún cuando sabe que nosotros somos lentos, nos caemos, nos tardamos en levantarnos; Él siempre está.
Algunas veces llego a pensar que los hijos de Dios no hemos comprendido lo poderoso que es nuestro Dios. Incluso, decimos que somos cristianos, pero vivimos como si Él no existiera.
La cruel realidad es que nosotros no dejamos de pecar porque no tomamos la plena convicción en Dios de parar de hacerlo. La santidad te da autoridad. Pero, la santidad no es que seas perfecto, no es que dejes de pecar al cien por ciento. La santidad consiste en que todos los días peques menos que el día anterior. Que luches por dejar de hacer eso que a Dios no le agrada.
La gente cree que Dios es un mentiroso, porque nosotros somos demasiado hipócritas. Caminamos pensando que las alas se nos salen de la camisa. Cuando en realidad no es así. Somos seres humanos que pecamos todos los días. Pero con la diferencia que ya no nos jactamos en nuestro pecado, la verdad nos duele pecar.
De esa manera ve y preséntate delante de las personas. Como un pecador perdonado.
Todo pero todo accionará tu fe. Todo hará que estés en movimiento mientras esperas. Tenemos un Dios que todo lo puede, solo falta que le creamos.
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