“Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.” Lucas 7:14
Un día después de orar, me senté a reflexionar sobre la importancia de entregar mi vida completamente al Señor, en ese momento me surgió una idea acerca de hacer una reflexión acerca del amor de Dios para los jóvenes, el Señor me llevó hacia la recamara donde tengo mi Biblia y al momento de abrirla, me dirigió a un versículo muy importante.
Muertos vivientes
Muchos de nosotros somos cristianos, vamos los domingos al templo, vamos a la dominical, etc., pero con el paso del tiempo nos vamos dando cuenta de que lo que empezó como una pasión por servir al Señor se estaba convirtiendo en una rutina, en una religiosidad, en una costumbre; se los digo porque en lo personal, así me sucedió. Iba los domingos al templo por compromiso, por costumbre, porque me llevaban etc., no porque realmente quería ir al servicio de corazón.
Muchos jóvenes así somos, quizás no nos hemos dado cuenta o tal vez sí, de que estamos siendo vencidos por el enemigo, estamos llevando una vida religiosa, una vida que ha perdido ese sentido por agradar al Señor, vemos todo rutinariamente, como que si fuese algo normal asistir los domingos al servicio, sabemos que si llega el domingo vamos a estar viviendo prácticamente todo el día en el templo.
Cuando digo muertos vivientes, me viene a la cabeza la imagen de aquellos muertos vivientes de ciencia ficción, ¿Qué es lo que caracteriza a esos seres sobrenaturales? Quizás lo que los caracteriza se puede resumir en una sola palabra: MUERTOS. Esa palabra es lo que resume todo, un muerto no escucha, no habla, no se mueve.
Imagínate la cantidad de muertos vivientes que hubiese por no leer la biblia, por no orar, por no ayunar, por no ser activos, por no amar al prójimo, por no amar a Dios. Esas pequeñas cosas que quizás decimos que no tienen importancia, quizás nos estén quitando la vida espiritual que llevamos.
Muchos pensaban que la hija de Jairo ya no tenía solución, los padres de la niña ya estaban en sus casas enfrentando la etapa del “duelo”, inclusive ya estaban en el funeral varias personas. Cuando Jesús se levantó y dijo entre todos, la gente pensaba que Jesús iba a dar palabras acerca de la niña, Él sí habló y lo que dijo no era <acerca> de la niña, sino que estaban dirigidas <para> la niña, cuando Él dijo: Joven, a ti te digo, levántate.” (Palabras de poder y autoridad). La niña se paró y antes de que Jairo llegara a saber lo que estaba pasando, la niña ya estaba comiendo. Jesús solamente dijo las palabras y el cuerpo sin vida de la niña respondió.
Jesús tiene el poder para levantar al más muerto de los muertos, suena imposible pero es una realidad y hay que creerlo, tener fe de que Jesús nos va a levantar de este estado en el que estamos, pero nos va a levantar si nosotros dejamos que Él nos levante.
¿Cómo levantarnos de la muerte?
Reconocer que estamos muertos: a veces decimos “están locos, ese no es mi caso”. Lo importante acá, es reconocer que estamos muertos espiritualmente y que la carne poco a poco se está apoderando de nosotros. Si nosotros no nos alimentamos de cosas buenas, en cualquier momento cuando venga la prueba, caeremos como presa fácil para el enemigo y eso es lo que quiere Satanás, que nosotros empecemos a dejar lo que nos acerca al Padre, como lo es, la oración, el ayuno y la lectura constante de la palabra de Dios. El enemigo no quiere que estemos cerca de Dios porque sabe, que mientras más cerca de Dios estemos, más protegidos vamos a estar, no debemos de flaquear, no debemos de dejar de comer lo espiritual.
Pero ¿Cómo saber que estamos muertos? Estamos muertos espiritualmente, cuando no mantenemos una vida de oración, de ayuno y de lectura hacia Su palabra.
La oración es algo fundamental para la vida del cristiano, es un arma, es la relación que tenemos con Dios, es nuestra comunicación con Él. ¿Qué pasaría si estuviéramos rodeados de personas que nos ignoran, que por más de que les hablemos pareciera que no nos escucharan, que solamente nos hablaran cuando nos necesitan? Seguramente el sentimiento de tristeza se apoderaría de nosotros. Pues muchas veces así sucede con el Señor; el Señor quiere que hablemos con Él día a día, quiere que tengamos esa comunicación y la confianza necesaria para hablar con Él; y a veces sin que nos demos cuenta solo le hablamos cuando hay problemas, cuando hay enfermedades. Imagina cómo te sentirías si sólo te buscaran para pedirte cosas; a lo mejor el Señor por eso nos da pruebas, porque sabe que es la única manera por la que lo buscamos, por la que oramos. No debemos de descuidar nuestra vida de oración.
El ayuno es otra herramienta indispensable en la vida cristiana. Es una forma de sacrificar nuestros deseos carnales por pasar un tiempo de oración, de devoción. El Señor Jesucristo habla del ayuno en el libro de Marcos 2:18, enseña que el ayuno es importante, el ayuno debe de estar acompañado de la confesión de los pecados, de una humillación, debemos de estar en constante oración en ese tiempo de ayuno. Otra cosa importante es que no se debe de hacer para que seas visto por los demás, sino para guardarnos de las tentaciones.
La lectura de la palabra es algo que a muchos de nosotros nos cuesta mucho trabajo. Si el sólo hecho de abrir la biblia nos duerme, déjame decirte que ¡Estás en peligro! El ser humano, por naturaleza busca algo divertido. ¿Leer no es algo divertido? ¿Y menos la biblia? Debemos hacer de nuestra lectura algo divertido, que cuando leamos sea como una aventura o como una película, que nos imaginemos cada instante, cada momento, cada segundo; que cuando leamos lo hagamos con una entrega total al Señor dispuestos a aprender a cada instante, y no sólo a leer si no a practicar la Palabra del Señor. En la vida cristiana, es más importante la práctica que la teoría.
Actitud: tomar esa actitud de servir al Señor, que todo lo que hagamos, que todo lo que nosotros tenemos, que todo lo que Él nos ha dado sea para utilizarlo en la obra del Señor, muchas veces decimos “Yo sirvo al Señor” pero hay que ver con qué actitud servimos al Señor, si la actitud que tomamos es una actitud por amor o una actitud por necesidad o una actitud por “ni modo, hay que hacerlo” déjame decirte que aquí no cuenta el “ni modo”. Todo lo que nos ha dado el Señor, nos lo ha dado por amor, no nos lo ha dado por “ni modo”, así como el Señor nos ha dado todo por amor debemos de darle a Él todo por AMOR, no buscando que hablen bien de nosotros ni buscando nuestro beneficio, sino buscando agradar al que dió su vida por mí y por ti, al que me amó y te amó primero. ¿Te imaginas qué hubiera pasado si Dios no nos hubiera amado a nosotros primero? Seguramente nosotros no tuviéramos la iniciativa de amarlo igual, sin embargo Él por Su misericordia, por amor a Su creación, nos dio la salvación, y aun sin merecerlo pagó el precio que nosotros hubiéramos pagado; por eso y más tenemos que tener esa actitud de servirle, de amarlo.
Saber que sin Dios no somos nadie: ante todo saber que sin Dios no nos vamos a levantar de nuestro estado. Podemos tener muchas fuerzas y decir “yo puedo”, pero si Jesús no está con nosotros de nada nos sirve ese “yo puedo”. Hay que reconocer que Jesús nos da esas fuerzas para levantarnos, con sólo pronunciar esas palabras impactantes que le dijo a la hija de Jairo nos hace saber que Jesús es Todopoderoso y que tiene el poder hasta para vencer a la muerte, Dios tiene las llaves de la vida y de la muerte. La misma voz que despertó al muchacho en la cercanías de Naín, que le dio otra vez vida a la hija de Jairo, al que despertó al cadáver de Lázaro después de cuatro días de muerto, esa misma voz está hablando de nuevo y te está diciendo: Joven, a ti te digo, levántate.”
No debemos de endurecernos al llamado del Dios vivo, Dios quiere que nos levantemos de donde estamos, Dios quiere unos jóvenes que le sirvan día a día, jóvenes que le busquen en Espíritu y en Verdad, jóvenes dispuestos a dar todo lo que tienen para seguirlo a Él, Jóvenes que sean dignos de ser llamados hijos de Dios, Rey de reyes y Señor de señores.
Es tiempo de que nos levantemos, es tiempo de tomar nuestro lugar, de practicar la palabra de Dios, de andar siempre en rectitud, de apartarnos de todo pecado y de toda tentación que Satanás quiere que practiquemos. Hay que ponernos las pilas y empezar a poner en práctica lo aprendido, que Dios sea el primer escalón en nuestras vidas. Muchos de nosotros ponemos en primer lugar YO, luego DIOS y luego LO QUE SIGUE, tratamos de acomodar a Dios en nuestro planes. Siempre decimos “Enséñame tu Voluntad” pero no nos damos cuenta de que lo que estamos haciendo es poner a Dios en nuestra voluntad y no debe de ser así; Dios quiere que tengamos en primer lugar a DIOS y luego LO QUE SIGUE, debemos de dejar que nuestra vida este de acuerdo a los planes de Dios.
Para terminar, no olvides que Dios te ama y te seguirá amando, Él siempre te va a hablar, ¡Ay de nosotros si no queremos hacerle caso!. No debemos de pasar por alto lo que Dios quiere de cada uno de nosotros, tenemos que activarnos y seguir la carrera para terminarla.
Así que…
Joven, a ti te digo, levántate.
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