Pero el Señor le dijo a Samuel: - No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón. 1 Samuel 16:7
Muchas veces como humanos cometemos el error de fijarnos en las apariencias. Nuestros ojos por naturaleza ven el exterior primero, y luego el interior de una persona. Así también como nosotros vemos a los demás, los demás nos ven a nosotros. El problema está cuando <creemos> lo que nos dicen sobre nosotros.
Dime ¿Alguna vez te han dicho: “Eres demasiado joven para emprender este proyecto”, “Eres muy nuevo en todo esto, no podrás manejarlo”? Lo cierto es que el enemigo muchas veces busca <hacernos creer> que no podremos hacer algo por nuestra apariencia externa.
Veamos éste ejemplo. Eliab era el hermano mayor de David. Al parecer era de gran estatura y de buen parecer, era todo un guerrero. Seguramente muchas mujeres no se resistirían ante un candidato como Eliab. Tenía toda la apariencia de ser todo un caballero, un hombre “hecho y derecho”.
Dios envió a Samuel a buscar al nuevo Rey de Israel a la ciudad de Belén, en la casa de Isaí. El Señor ya había escogido quien sería el nuevo rey de Su pueblo. Cuando llega a casa de Isaí y ve a sus hijos allí lo primero que Samuel pensó fue: << Cuando llegaron, Samuel se fijó en Eliab y pensó: Sin duda que éste es el ungido del Señor >> 1 Samuel 16:6
Samuel se fijó en las apariencias, pero Dios le dijo: < Yo me fijo en el corazón >. Dios no se fija si tú eres joven, si tú tienes baja estatura, si tú estás desempleado, si tú tienes dinero; Dios se fija si tienes un corazón sincero, un corazón transparente dispuesto a servirle.
Dios escogió a David, el hermano menor de ocho hermanos. Eligió a un humilde pastor de ovejas y no al guerrero fuerte ¿Por qué? Por su corazón. En 1 Timoteo 4:12 dice << No permitas que nadie te desprecie por ser joven. Al contrario, trata de ser un ejemplo para los demás cristianos. Que cuando todos oigan tu modo de hablar, y vean cómo vives, traten de ser puros como tú. Que todos imiten tu carácter amoroso y tu confianza en Dios. >>
No creas en los demás cuando te digan que eres demasiado joven para hacer lo que tú estés haciendo. No te mires con los ojos humanos, mírate con los Ojos de Dios. Él te ve como un guerrero, Él ve a tu corazón como un motor sin estrenar y quiere que lo pongas en marcha. Si Dios escogió a David para ser rey, ¿Por qué no te elegiría a ti para hacer grandes cosas? ¡No tengas miedo!
Desarrolla una amistad sincera con el Señor, deposita tu confianza en Él, se transparente y ábrele tu corazón. Dios te ha elegido como en su tiempo lo hizo con David. Él quiere que seas un joven que marque la diferencia. Es hora de demostrarle al enemigo que no importa nuestra edad ni importa nuestra apariencia para hacer grandes cosas para Dios. Mirémonos con los ojos de nuestro Padre y marquemos la diferencia. Seamos Jóvenes que tengan en su corazón sólo una cosa: un motor impulsado por Jesucristo.
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