Para conocer al hijo de Dios personalmente y para que tus pecados sean perdonados lo que debes hacer es reconocer que eres un pecador apartado de Dios, y que tu única esperanza es Jesucristo, quien vino a morir por tus pecados. Sin embargo, esto no es suficiente para ser salvo.
Hay dos cosas que debes hacer ahora para entrar en una relación con el Dios del cual has estado separado.
1.- Apártate del pecado.
Cuando Jesús comenzó su ministerio público, su primer mensaje era: <<Arrepiéntanse>> (Marcos 1:15). En esencia, cuando Jesús le decía a la gente que se arrepintiera, les estaba diciendo que reconocieran su pecado, que cambiaran su manera de pensar y la dirección de sus vidas.
Míralo de esta manera. En el pasado, estábamos ciegos por nuestro pecado y eso hacía que nos alejáramos de Dios. Al arrepentirnos, damos un <<giro total>> y comenzamos a correr hacia Él. No es suficiente sentirnos mal por nuestro pecado. También debemos cambiar nuestro estilo de vida, porque la Biblia nos enseña que: "Pues la clase de tristeza que Dios desea que suframos nos aleja del pecado y trae como resultado salvación" (2º Corintios 7:10). En otras palabras, si realmente te sientes mal por algo, los resultados se tienen que ver en un cambio de tus acciones.
El apóstol Pablo resumió ese cambio en forma concisa cuando citó lo que Jesús dijo a la gente: "Para que les abras los ojos, a fin de que pasen de la oscuridad a la luz, y del poder de satanás a Dios, el cual es apartado por la fe en mí" (Hechos 26:18).
Mira, hay cosas que sólo Dios puede hacer, y hay cosas que sólo tú puedes hacer. Sólo Dios puede quitar tu pecado y darte el don de la vida eterna, pero sólo tú puedes apartarte del pecado y recibir a Jesús como tu Salvador. Esto nos lleva al segundo paso que tienes que dar para responder a la oferta de Dios.
2.- Cree en Jesucristo y recíbelo en tu vida.
Después de reconocer la inmensidad de tu pecado y tomar la decisión de apartarte de él, debes creer en Jesucristo y recibirlo como tu Señor y Salvador. Ser cristiano, sin embargo, es mucho más que seguir un credo, o tratar de vivir de acuerdo a ciertas normas. Jesús dijo que debes <<nacer de nuevo>> o, literalmente, "nacer de lo alto" (Juan 3:3). Este nacer de nuevo (espiritual), sucede cuando creemos en Jesucristo, lo recibimos al invitarlo a nuestra vida, y nos apartamos del pecado. En otras palabras, le pedimos a Jesús que haga su residencia en nuestra vida y que lleve a cabo los cambios necesarios. Una persona debe tomar este importante paso para llegar a ser un hijo de Dios.
Observa que esta oferta es para ti, y es gratuita. No tienes que trabajar para obtenerla, tratando de limpiar tu vida antes de tomar esta decisión que cambiará tu ser. La Biblia dice: "El regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor" (Romanos 6:23).
Ser cristiano también implica tener comunión con el Dios viviente. En Apocalipsis 3:20, Jesús dice: "¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos". Para comprender mejor el sentido de este versículo, es importante entender la cultura del tiempo en que fue escrito.
Comer juntos en aquella época constituía un tiempo largo y relajado. No utilizaban sillas que rodeaban una mesa en un estilo formal como nosotros. Se sentaban en el piso, reclinados en cojines alrededor de una mesa de baja altura. Esa atmósfera amistosa hacía que la comida no sólo satisficiera el apetito, sino que también se disfrutara de un tiempo gratificante de conversación placentera. Se podía abrir el corazón y compartir la vida con aquellos que se sentaban juntos a la mesa.
Por eso, cuando Jesús dice que Él <<compartirá una comida con nosotros>> implica intimidad, cercanía y amistad...Él nos ofrece esa relación, pero primeramente debemos <<oír su llamado>>.
Para oír el llamado de Dios, debemos saber cómo habla. Una manera que Dios nos habla se menciona en la Biblia como una voz <<dulce y apacible>>. Esta voz también la podemos describir como un empujón que se siente en tu corazón de parte del Espíritu Santo, mostrándote que necesitas a Jesús. ¡Tal vez te esté hablando ahora mismo! Es en este momento cuando debes <<abrir la puerta>>. Sólo tú puedes hacer eso. Jesús nunca te va a forzar.
Si estás listo para apartarte de tu pecado, creer en Jesucristo, y recibir el perdón de tus pecados y la esperanza de la vida eterna, toma un momento, medita, no es necesario que hagas la oración que te diré a continuación, sino más bien creyendo, la salvación es por la fe, y por la gracia de Dios.
Invócale de esta manera: “Señor Jesús, yo te recibo hoy como mi único salvador personal; creo que eres Dios, que moriste en la cruz por mis pecados, y que resucitaste al tercer día. Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús, mi Salvador, Amén.”
Dedica nuevamente tu vida a Jesucristo. Tal vez ya eres cristiano pero te has alejado de Jesús. Has sido un hijo pródigo o una hija pródiga. Si te vuelves a Dios, Él te perdonará ahora mismo. Él nos dice en las escrituras: "Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeliones" (Jeremías 3:22). Si deseas volver a Dios y dedicar de nuevo tu vida a Él ahora mismo, puedes hacer una oración como la siguiente:
“Dios, me arrepiento de mis pecados y de haberme alejado de ti. Te pido que me perdones. No quiero vivir más como un hijo(a) pródigo(a). Renuévame y avívame al seguirte una vez más como mi Dios. Gracias por tu perdón. Oro en el nombre de Jesús, amén.”
Si oraste para hacer tu primer compromiso o para dedicar de nuevo tu vida, has tomado la decisión correcta. Si realmente lo deseabas, Dios te ha perdonado y te ha recibido. Puedes estar seguro de que tu relación con Jesucristo traerá cambios radicales y dramáticos en tu vida. Al describir esto, la Biblia dice: "Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado, ¡una nueva vida ha comenzado!" (2º Corintios 5:17). ¡Esa es una muy buena noticia! Pero aún más importante es que Dios ha cambiado tu destino eterno. En lugar de encontrar castigo eterno en el infierno, vas a pasar una eternidad pacífica en la presencia de Dios en el cielo.
Ahora que has dado este primer paso seguiremos para que veas cuanto más ha hecho Dios por ti.
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