“Y habéis ya olvidado la exhortación
que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecios la
disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por Él; porque el
Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo”. (Hebreos
12:5-6)
En nuestra vida como cristianos
siempre pasamos por momentos de prueba, momentos en los que sentimos que Dios
nos ha abandonado.
Cuando esos momentos de prueba llegan
a nuestra vida, muchas veces nos dejamos vencer por las cosas negativas que el
enemigo pone en nuestra mente y solamente pensamos en las cosas malas y no
pensamos en lo que Dios nos quiere enseñar a través de esa situación en la que
nos encontramos.
Como hijos de Dios no debemos olvidar
que Él siempre busca lo mejor para nosotros. Cuando nosotros nos encontremos en
momentos de dificultad, en los que sentimos que en nuestra vida todo se ha
complicado o pensamos que han llegado demasiados problemas.
No olvidemos que
todo tiene siempre un PARA QUE. Solo basta con acudir a Dios en oración para
descubrir lo que Él nos está diciendo.
Debemos tener siempre presente que
muchas veces las pruebas son necesarias en nuestra vida para que crezcamos,
tanto como personas como para crecer en nuestro nivel espiritual.
No pensemos que los problemas son para
hundirnos o pensar que Dios se ha olvidado de nosotros o que es un Dios que nos
castiga con cosas que no podemos soportar.
¿Por qué los
problemas nos hacen crecer espiritualmente? Todos sabemos que cuando nos
encontramos en situaciones difíciles a las cuales no les encontramos solución,
que ya buscamos todos los medios posibles para resolverlas nosotros mismos,
siempre acudimos a Dios en ayuda.
Cuando acudimos a Dios en ayuda,
nuestra comunión con Él se intensifica ya que estamos en constante oración
pidiéndole a Dios que nos ayude a resolver la situación por la que estamos
pasando.
Incluso muchas veces hasta hacemos
tratos con Él para que nos ayude a pasar más rápido esa situación difícil. Es
por esta razón que Dios permite ciertas cosas en nuestra vida para que nosotros
nos acerquemos más a Él y nos demos cuenta que en realidad solo tomados de su
mano podemos superar las adversidades.
Dios a través de estos dos versículos
nos recuerda que no debemos rechazar la disciplina que viene por parte de Él,
ya que siempre tiene un propósito para cada situación que en nuestra vida
sucede.
Solamente tenemos que aprender a
esperar en Él para poder ver el
propósito de esa prueba. Nos manda también a que no decaigamos ni nos dejemos
vencer cuando las adversidades llegan a nuestra vida.
Ya que dentro de estos versículos
vemos un promesa grande de Dios para nosotros. Es la de su amor incondicional
hacia sus hijos.
Los seres humanos cuando se
convierten en padres, siempre buscan darle lo mejor a sus hijos y hacen todo lo
posible por educarlos bien y que sea personas triunfadoras en la vida. Pues lo
mismo hace Dios con nosotros, Él es el mejor padre que existe en este mundo y
así como nuestros padres nos corrigen cuando nos equivocamos, Dios también nos
corrige cuando cometemos errores.
Pero cuando Dios nos quiere corregir
nosotros rechazamos esa corrección, porque comenzamos a renegar y a reprocharle
a Dios porque permite que dificultades lleguen a nuestra vida.
Nos enojamos con Dios cuando su corrección
llega, en lugar de agradecerle porque es un padre que siempre tiene cuidado de
nosotros.
Dios quiere que no olvidemos que
cuando el permite que lleguen pruebas a nosotros no es para que pensemos que es
un mal padre o que se ha olvidado de nosotros y mucho menos quiere que por esa
situación nos alejemos de Él. A través de su palabra Él nos quiere recordar que
es un padre que nos ama incondicionalmente y es por esto que quiere que nuestra
vida sea mejor cada día.
“es verdad que ninguna disciplina al
presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto
apacible de justicia los que en ella ha sido ejercitados” (hebreos 12:11)
Dios mismo sabe que a nosotros no nos
gusta que nos corrijan, no nos gusta pasar por momentos difíciles, pero este
versículo nos recuerda que si esperamos en la voluntad de Dios y no renegamos
por lo que Él permite que pase, al final veremos esos frutos.
Si sabemos esperar en Dios y en los
momentos de prueba acudimos a Él, para pedir sabiduría, pedimos a Dios que nos
ayude a entender su propósito. Dios a su tiempo nos dará la respuesta que tanto
anhelamos y será Él quien dé solución a cada una de esas dificultades.
Pero no desmayemos ante estas
situaciones, Dios es un padre excelente y solo quiere lo mejor para sus hijos,
por medio de su corrección nos demuestra cuanto nos ama.
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