Las Etiquetas

Son marcas que nos hacen llevar desde que estamos en el vientre de nuestra madre o por el nombre que nos ponen sin observar su significado. Hay un caso muy notable en la Biblia de una mujer llamada Rahab que su nombre significa “monstruo del mar o serpiente” en el hebreo significa literalmente “orgullo” y aparece tanto en el antiguo testamento como en el nuevo con la etiqueta “La prostituta Rahab” porque marca bien su orgullo.

Rahab aparece en el libro de Josué, pero se refieren a ella en el libro de Santiago; es decir que han pasado muchas generaciones y el titulo de ella sigue siendo “La Ramera Rahab” Pero en el  Nuevo Testamento hay un cambio; ella es justificada:

“Y Josué hijo de Nun mando secretamente a dos espías desde Acaciasa y les dijo: Vayan y exploren el territorio, especialmente la ciudad de Jericó. Entonces ellos fueron y entraron a la casa de una prostituta llamada Rahab y pasaron allí la noche. Pero alguien le dio aviso al Rey de Jericó: Unos Israelitas han venido esta noche a espiar la tierra” (Josué 2:1-2)

Rahab empezó a tener temor de Dios, por eso con aquella facilidad llegan los espías precisamente a ella porque Dios conoce el corazón de cada uno y no los envió a otro lado sino que a refugiarse donde Rahab. Dios sabía que ella los cuidaría como convenía y ella lo aprovecho para ser un pacto con ellos, esa era la salvación de su alma y de su familia.

Ella cambio su vida pero su etiqueta no cambio. Posiblemente habrá etiquetas que no nos serán quitadas como le sucedió a Rahab; eso no impidió que su alma fuera sanada.

 “Por la fe, la prostituta Rahab no murió junto con los desobedientes porque ella recibió amistosamente a los espías Israelitas” (Hebreos 11:31)

Otros  ejemplos de hombres con etiquetas en según sus maldades son Judas, Core, Caín, Balaan fueron etiquetados.

Algunas de las etiquetas que el mundo coloca a los jóvenes hoy en día: Bueno para nada, débil, insensato, flojo, ovejas negras, antisocial, negativos, acomplejados. Y esas etiquetas son solo algunas, pero esto produce: Dolor, tristeza, depresión, llanto.

Cuando dichas experiencias de las etiquetas llegan hasta el corazón no debemos dejar que estas conmuevan la vida, sino solo el poder de Dios que es un poder restaurador que libera al cautivo y lo llena de su paz.

Rahab y su etiqueta de la Ramera si bien sabemos que en el antiguo testamento su etiqueta la marco pero la transición a un nuevo testamento fue justificada por la acción que tuvo hacia los espías.

Aunque el mundo te coloque dichas etiquetas la palabra dice:

 “Habiendo cancelado el Documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz.” (Colosenses 2:14 )

Es necesario que tú sepas que TODA etiqueta está clavada en la cruz y están anuladas por la sangre de Cristo; tenemos que entender el sacrificio de amor que Jesús hizo por nosotros y hacerlo valer.

Que irónico que le creemos mas a Satanás “El Padre de Toda mentira” que a Dios quien es el Creador del Cielo y de la Tierra; la identidad en Cristo es importante conocerla para que no seamos fácilmente engañados por dichas etiquetas. A veces las creemos porque “Es lo Evidente” y nos olvidamos que Dios dice en su palabra: 

 “Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9)

Hemos salido de las tinieblas, no permitamos que el enemigo nos impida con sus etiquetas avanzar y conquistar la tierra que Dios nos ha prometido. Así como Rahab la trasladaron de Reino, la quitaron de Jericó y la trasladaron a Israel.

Jesús ha traído salvación y vida eterna, ¿cuántas veces nos hemos concentrado en las etiquetas? A veces damos más importancia de la debida y dejamos que el enemigo siembre en nuestro terreno cuando no debería ser así.

Rechaza toda etiqueta que no viene de Dios, no escuches la voz del acusador; recuerda tu linaje en Cristo Jesús. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17)

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