Por que yo se muy bien los planes que tengo para ustedes –afirma el SEÑOR- planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Jeremías 29:11
La estatura completa del plan que Dios tiene para nuestras vida es tal que nuestra mente es demasiado corta como para poder percibirla de una sola vez, y mucho menos como para poder describirla. Por eso creo que una persona confiable para describir la forma en la que, humildemente, percibió el sueño de Dios, sería José; un hombre que logró tener en su mente una micropercepción de lo algún día sucedería.
El no sabía ni cuándo ni cómo, pero sabía que ocurriría. Me atrevo a afirmar que seguramente el día en que sus hermanos lo vendieron no estaba pensando en su sueño, ni en el sol o la luna inclinándose ante él ¿Quiénes piensan en grande en medio de los problemas? ¿Ante cuantos esclavos se inclinan la luna y el sol? O, ¿qué preso llega a tener autoridad sobre sus hermanos libres?
Ante situaciones como esas, creo que muy pocos nos atreveríamos a soñar. Pero José fue distinto. Fue más fuerte su sueño que las rejas de la cárcel; era más grande la verdad de lo que Dios le había prometido que su realidad. ¿Es que acaso las rejas de esa cárcel le quitaban autoridad a Dios? ¿Dios depende de lo que sucede a nuestro alrededor?
En 2da de Crónicas 7:14 dice: <<Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humillara y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra>>. Dios siempre hace su parte en cumplir sus planes. A nosotros nos toca hacer la nuestra y eso siempre comienza con LA FE.
Punto de reflexión:
¿Sabes el sueño de Dios para tu vida?
¿Qué dejas de hacer o haces para conocerlo?
¿Qué dejas de hacer o haces para cumplirlo?
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