Muchas veces en el día, preguntamos a amigos o a conocidos “¿Cómo estás?”. Es un modo de saludarnos y de asegurarnos el estado de ánimo de la otra persona. Si te responde que está “bien, excelente, genial”, tu te alegras pues sabes que está feliz; si te responde que está “mal, deprimido, enojado”, tu tratas de escucharlo y ayudarlo.
Cuando alguien nos pregunta a nosotros cómo estamos, muchas veces pueden adivinarlo porque se nos nota en el rostro o en la actitud. Si te ven sonriendo, sabrán que estás alegre; si te ven con la cabeza gacha, lo más probable es que tu estés triste.
Ahora bien, ¿Alguna vez te has preguntado cómo está Dios? O mejor dicho, ¿Alguna vez le has preguntado a Dios cómo está Él?
En la biblia podemos observar algunos pasajes, en los cuales se demuestran Sus <estados de ánimo> si así se me permite decirles. Por ejemplo, veamos a Dios enojado:
<<Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días. Si no se arrepiente, él afilará su espada; armado tiene ya su arco, y lo ha preparado.>> Salmos 7:11-12
<<Si aun con esto no me oyereis, sino que procediereis conmigo en oposición, yo procederé en contra de vosotros con ira, y os castigaré aún siete veces por vuestros pecados.>> Levítico 26:27-28
Habla de un Dios enojado, furioso con hombres que han pecado y no lo oyen. Habla de un hombre que no se arrepiente ni le interesa recibir Su perdón. En este caso, Dios con su enojo asegura que aquellos que no se arrepienten y no lo escuchen, serán castigados.
En cambio, veamos ahora, a Dios triste:
<<Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana.>> Marcos 3:5
En este pasaje, Jesús sana la mano de un hombre en la sinagoga. Alrededor de él habían muchos hombres acusándolo y observándolo, creyendo que como era día de reposo, Jesús no lo sanaría. Esto a Dios lo entristeció, pues sus corazones eran duros como una roca, y no les importaba la vida del primer hombre.
Dios también puede estar decepcionado:
<<Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad.>> Jeremías 2:7
¿Cuántas veces Dios nos ha dado TANTO y lo echamos a perder o no lo valoramos? Muchas veces seguramente. Esto a Dios lo decepciona, ya que Él con todo Su amor, nos brinda todo lo que necesitamos y más; y aún así a veces lo hemos desperdiciado.
Y por último, el estado de ánimo de Dios feliz:
<<Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.>> Deuteronomio 28:2
Dios desea llenarte de bendiciones, quiere que lo escuches, Él busca tu bien y quiere darte lo mejor para que tu también estés feliz.
<<Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti.>> Deuteronomio 28:7
Dios pelea tus batallas. Él no te deja caer, Él no quiere verte triste y derrotado ante tus enemigos.
Entonces hoy no quiero preguntarte “¿Cómo estás?”, hoy quiero preguntarte: ¿Cómo está Dios contigo? ¿Feliz, alegre, peleando tus batallas? o ¿Triste, enojado, decepcionado?. Anímate a preguntarle tu mismo a Dios cómo está Él. Si está triste, busca la forma de corregir tus errores, arrepiéntete y pídele perdón. Si está feliz, alégrate, pues El te colmará de bendiciones.
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