El que
habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente. Salmo 91:1
Morará bajo la sombra del Omnipotente. Salmo 91:1
Es
imposible tratar de describir esos momentos que atravesamos en la vida, en los
cuales nuestras fuerzas menguan, nos es difícil ver la salida, nuestra vida va tornándose más
oscura, nuestros hombros duelen de la carga que llevamos, nuestra fe desvanece
al menor grado de lo que nunca hemos experimentado, nuestro día es más largo
que de costumbre, nos parece que todo el mundo ha conspirado para dañarnos, las
cosas que nos suceden en el día nos lastiman más fácilmente que lo habitual,
con nuestro comportamiento comenzamos a dañar el ambiente que nos rodea, surge
en nosotros una personalidad intolerante, el ánimo decaído es nuestro fiel
acompañante en el transcurso del día, ah! Lo único que se viene a nuestra mente
es “Saltar a un abismo” bueno si le podemos llamar “saltar”, si no es que ya
estamos en él.
Parece
que nada te hace reaccionar, y cada vez caes más y más profundo, hasta que ocurre
algo que pueda que no lo veías venir,
sucede que Dios en su bendita majestad nos conoce tan bien, que sabe
cómo frenarnos cuando vamos a velocidad máxima al fracaso. Y sin más que decir nos quebranta, y vaya que
él sabe cómo hacerlo. Vale la pena aclarar que ese quebrantamiento, se
manifiesta en diferentes formas, pero la mayoría tiene el mismo propósito, en
cual es encaminarnos de nuevo.
Cuando Dios nos frena depende de ti la
resistencia que pongas para detenerte, la verdad que él nos da un tiempo y poco
a poco jala la cuerda, creo que esos momentos en los que somos renuentes a
reconocer la necesidad de Dios en nuestra vida, todo se torna peor, y lo único
que logramos es complicar nuestra existencia.
La
verdad yo recién pase una situación como la anterior, sí, se cómo te sientes, y
¿sabes qué? Lo mejor que puedes hacer es reconocer con unas simples palabras
“DIOS TE NECESITO”, perdóname porque he dejado de habitar en tu presencia.
La verdad que si pasamos situaciones así, es
porque se nos olvida Dios, y nos dedicamos mas a nuestras cosas olvidando que él
es el principal en nuestra vida, cuando nosotros “habitamos” verdaderamente al
abrigo de Dios y no solo lo visitamos una vez por semana o cada domingo, Dios
derrama su amor en nuestra vida y el llena completamente todos los vacíos que
en ella hay, y al estar llenos de él, impregnamos a los que nos rodean de esa
bendiciones que es habitar plenamente en Dios. Si has olvidado lo que era
habitar en el abrigo de Dios, y has pensado saltar a un abismo, ¡FRENA Y
VUELVE! Él te está esperando, pero depende de ti.
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