Karina Huiza
El Salvador/ San Salvador
Locutora en Fe Radio
Un
padre tenía dos hijos El menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte
de la herencia que me corresponde.” Y él les repartió los bienes. No muchos
días después, habiendo juntado todo, el hijo menor se fue a una región lejana,
y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Cuando lo hubo malgastado
todo, vino una gran hambre en aquella región, y él comenzó a pasar necesidad. Entonces
fue y se allegó a uno de los ciudadanos de aquella región, el cual le envió a
su campo para apacentar los cerdos. Y él deseaba saciarse con las algarrobas
que comían los cerdos, y nadie se las daba. Entonces volviendo en sí, dijo:
“¡Cuántos jornaleros en la casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí
perezco de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado
contra el cielo y ante ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a
uno de tus jornaleros.” Se levantó y fue a su padre. Cuando todavía estaba
lejos, su padre le vio y tuvo compasión. Corrió y se echó sobre su cuello, y le
besó. El hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y ante ti, y ya no soy
digno de ser llamado tu hijo.” Pero su padre dijo a sus siervos: “Sacad de
inmediato el mejor vestido y vestidle, y poned un anillo en su mano y calzado
en sus pies; Traed el ternero engordado y matadlo. Comamos y regocijémonos, porque
este mi hijo estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido
hallado.” Y comenzaron a regocijarse. (Lucas 15:11-32)
Recuerdo
cuando tenía doce años años le rendí mi vida entera a Dios, paso el tiempo
llegue a mi adolescencia me aleje de Dios, mi inmadurez en mi vida espiritual
me hizo cometer errores teniendo Todo en la casa de mi padre celestial yo
quería algo más, quería probar lo que otros chicos hacían porque pensaba que
eso era lo que se debía hacer pues quería “encajar” esa fue mi razón más mi
padre siempre estuvo pendiente de mi, nunca me dejo y aunque le di la espalda
él siempre me recordaba lo mucho que me amaba.
Hoy
en día así hay muchos cristianos que juegan a un día estar en la casa del Padre
y otro a estar en el mundo y probar lo que ellos quieren, se justifican
diciendo que tenemos libertad para hacer lo que nos plazca y luego como Dios
“nos perdona” podemos correr a los brazos de Dios y esto se vuelve una rutina
que a vista de muchos la venida de Jesús esta cerca y aún sabiendo la verdad
nos aferramos a vivir en pecado, la palabra dice: “A aquel, pues, que sabe hacer lo bueno y no
lo hace, le es pecado” (Santiago 4:17) ¿porque volvemos a nuestra necedad?
Teniendo todo en nuestro padre volvemos y miramos atrás.
Otros
los motivos de su “partida” son porque perdieron a seres queridos, están
enfermos, están dolidos con Dios por algún motivo, etc.
La
verdad los motivos pueden ser muchos pero te recuerdo que fuimos diseñados para
habitar en la casa de nuestro padre, pero el pecado fue lo que nos separo de Él,
por naturaleza tendemos a pecar y a encontrar placer en ello pero los planes de
Dios eran otros en su momento, aunque te sientas lejos de Dios y te sientas así
como el hijo prodigo; es decir, indigno yo te digo Él ya pago el precio dando
su vida por ti en una cruz.
Empezamos
un nuevo año y las personas tienen hecha una lista de propósitos de año nuevo,
te invito a que uno de tus propósitos sea “Regresar
a la casa de tu padre” Él nos mira
con ojos de amor y nos recibe una vez mas y las necesarias, lo importante es
reconocer sus caminos y entender que Dios obra para nuestro bien, no seamos
como las personas que “seguían a Jesús de lejos” o le seguían porque les daba
alimento, hay infinidad de motivos por los cuales habitar en la casa del Padre,
hay dos clases de hijo:
1)
el que habita en la casa
2) el que visita a su padre.
El
número uno es aquel que tiene los derechos, los regalos, las bendiciones, los
honores que todo hijo tiene y aún mas disfruta a diario de la presencia de
su padre; el número dos es aquel que “esporádicamente” le
visita, solo cuando le conviene hacerlo porque busca para sí un beneficio,
gusta de estar al lado de su padre pero cuando vienen las crisis “decide
retirarse” porque siente que es mejor alejarse de todo problema y vivir a su
manera.
Muchos
actuamos como el hijo numero dos, porque nos sentimos cómodos hasta cierto
punto y creemos que es más fácil ya que no tendremos que obedecer a nuestro
Padre, pero eso sí, queremos Las bendiciones del hijo, los regalos del
hijo… Pero no queremos ser tratados como hijos y mucho menos corregidos como
hijos.
Otras
veces nos es difícil regresar porque tenemos orgullo en nuestro corazón y el
enemigo se aprovecha de ello y te dice que no lo vales, que estas mejor así, ¿para
qué humillarte? Tendrás que obedecer, no lo mereces, estas sucio y tu padre no
te querrá, tus hermanos son mejores que tú, ¿qué vas a ofrecerle? Estas marcado
con el pecado, y la lista de Excusas son
interminables.
Pero
déjame decirte que Jesús murió en una cruz con los brazos abiertos en señal de que
te espera, de esta forma te extiende los brazos, el sabe que somos pecadores,
que nos equivocamos y aún sabiéndolo se hizo maldición por nosotros esto es
amor; Él es el Padre perfecto, el padre que siempre soñamos, Hoy es el día en
que puedes regresar a casa aún en tu condición y en mi condición estoy segura
que Él nos espera con sus brazos y sus besos llenos de amor.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran
amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida
juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos
resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo
Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su
gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. (Efesios 2:4-7)
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