jueves, 17 de enero de 2013

Seguidores y Hacedores









 Andad como hijos de luz Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.” (Efesios 5:1-2)

En nuestros días, muchos, dicen que es difícil ser un hijo de Dios y por eso mejor no asisten a una iglesia. Otros, muchas veces, dicen que deben sentir el llamado de Dios o estar preparados para comenzar a seguir los pasos de nuestro Señor Jesús. La verdad, la excusas sobran y desde que se inventaron, el infierno se llena más y más.

Sin embargo, hay cosas, en las cuales, debemos ser honestos y darnos cuenta que nosotros, en lugar de andar como hijos de luz, hacemos lo contrario. Muchas veces, las personas se burlan del nombre de Dios por nuestra culpa, ya que nuestra vida deja mucho que desear.

Mi intención no es lapidarte, mi intención este día es que dejes ya las excusas e inicies a vivir como Dios quiere. Cuando nuestro Señor Jesús llamó a Mateo, no le preguntó nada  y no le dijo ¿Mateo, estás listo?Y pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos; y le dijo: Sígueme. Y él se levantó y le siguió”. (Mateo 9:9)

En ningún momento, Mateo, le dijo a nuestro Señor que no estaba listo y que necesitaba sentir ese llamado. Si hablamos de estar listos para seguir los pasos de nuestro Señor, la verdad es que nunca lo seguiremos. No somos nosotros los que por nuestras fuerzas cambiamos, si no el Espíritu Santo el que va haciendo la obra en nosotros, cuando también nosotros vamos creciendo en nuestra comunión con Dios.

Ahora bien, hay algunas preguntas que debemos responder para entender si en realidad estamos viviendo como Dios quiere o no:

¿Estudias la Biblia?

¿Cuánto tiempo oras?

¿Luchas por decir “no” a la tentación?

¿Te congregas?

¿Estás sirviendo a Dios?

¿Tus talentos son para la gloria de Dios?

Son preguntas básicas en la vida de un hijo de Dios. Respóndelas apegadas a la Biblia y deja que sea el Espíritu Santo el que te guíe a esas respuestas. De esa manera nos daremos cuenta si en realidad estamos viviendo como hijos de luz o seguimos viviendo en oscuridad. 

¡Dios te bendiga!



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