“En Él asimismo tuvimos
herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas
las cosas según el designio de su voluntad, a fin de
que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos
en Cristo”. (Efesios 1:11-12)
Creo que de la gran mayoría es conocido ya el programa que se
llama “El precio de la historia”. Sin embargo, esta vez no vengo a hablar de
hombres, ni de riquezas, ya que ninguna de esas dos situaciones es predicada
por nuestro Señor Jesús.
Ahora bien, hubo un momento en el que el precio de la historia
parecía tomar un rumbo, para muchos, un poco sorprendente. Uno de los suyos,
uno que comió con Él, uno que anduvo con Él, le había vendido por 30 monedas.
¿Es ese el precio de la historia? ¿30 monedas?
El precio de la historia, algunos los ven de menos, algunos dicen
no creer en Él, otros ni tan siquiera se han enterado. Sin embargo, en estos
momentos quiero que te preguntes ¿Cuál
es el precio de la historia? Es claro que
el precio de la historia es la sangre de nuestro Señor Jesús, eso sin duda. Pero, no me refiero a ese precio de la
historia.
¿Cuánto vale
tu historia?
¿Por cuánto
has vendido la santidad de la que la Biblia habla?
¿Por qué has
cambiado la voluntad perfecta de Dios?
¿Para dónde te has ido?
¿Por qué no estudias la Biblia?
¿Por qué no oras?
Es sencillo, porque el precio de la historia de tu vida, no te has
enterado que ya se pago en la cruz del calvario. Has olvidado lo esencial de un
hijo de Dios y eso es vivir para la gloria de Dios. Vivir para la gloria
absoluta de Dios.
¿Sabes por
qué has cambiado a Dios? “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. (Mateo 6:21) ¿Ése es el precio de tu historia?
Cambiar a Dios por unas moneditas, cambiar a Dios por una mujer o un hombre,
cambiar a Dios por la pornografía, cambiar a Dios porque alguien te dijo que te
va a dar un automóvil, cambiar a Dios por NADA.
El precio de la historia ya lo pagó nuestro Señor
Jesús en ese madero. Él murió por nosotros sabiendo que también lo vamos a
traicionar. Él murió en esa cruz y “Cuando
Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la
cabeza, entregó el espíritu”. (Juan
19:30) Debemos entender que no son palabras de hombres lo que va a
cambiar tu vida. Es el Santo Espíritu de Dios lo que obrará en nosotros.
Paremos ya de corromper el evangelio, paremos ya
de prostituir el nombre de Dios y venderlo al mejor postor. Paremos ya de
engañar a la gente. Lo que Jesús vino a predicar fue “Y esta es la promesa que
él nos hizo, la vida eterna”. 1 Juan 2:25 ¿Qué más necesitamos? ¿Qué más queremos? ¿Estamos viviendo para lo que hemos sido creados? ¿O simplemente estamos prostituyendo el
evangelio?
Jesús no dijo carro, no dijo casa, no dijo
trabajo. Si bien es cierto, Dios te puede bendecir, claro sin duda alguna.
Pero, lo hace bajo Su soberana voluntad y por misericordia. Basta de predicar
cosas que en la Biblia no están y nuestro Señor Jesús NUNCA enseñó. El
evangelio es vivir para la gloria de Dios. Ojo, no estoy diciendo que Dios no
te puede bendecir, claro que sí. Pero,
nuestro objetivo NUNCA deben ser las bendiciones. Porque Dios no es un
milagrero. Nuestro objetivo principal, como hijos de Dios, es vivir para la
gloria de aquel que nos ha salvado. Ése es el precio de la historia, ése es el
precio que te va a costar, ¿A mí me costará algo? ¡Sí!
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. (Mateo 16:24) Claro está, no te estoy
diciendo que vas a ser salvo por tus obras o porque eres bueno, por supuesto
que no. A lo que me refiero es que ése es el precio de la historia, vivir en
santidad, vivir para la gloria de Dios. El precio de la historia ya lo pagó
nuestro Señor Jesús, ya no lo cambies más.
http://tuunicaalternativa2.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario