martes, 11 de septiembre de 2012

Pez fuera del agua


Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16)

¿Pez fuera del agua? ¿Qué tiene que ver el título con el versículo? Te seré honesto, lo mismo pensé yo al inicio, no entendía qué era lo que Dios quería decirme, hasta que viendo un canal de televisión entendí qué es lo que hace un pez fuera del agua.

Un pez fuera del agua no muere instantáneamente, un pez fuera del agua aletea y lucha por buscar agua de nuevo, su respiración es forzada porque está fuera de su medio ambiente y justamente así somos los hijos de Dios.

Este devocional es tan sencillo de escribir, pero tan difícil de creer y de vivir. Este escrito va dirigido a todos aquellos que alguna vez nos hemos alejado de nuestra comunión con Dios. Va dirigido para aquellos que tenemos luchas todos los días, va dirigido para aquellos que pecamos, va dirigido a aquellos que todos los días luchamos por agradar a Dios con nuestra vida.

Quiero ser sencillo y simple con mis palabras: Debemos volver a lo que Dios nos ordena, debemos volver a lo que Dios nos manda, debemos volver a lo que Dios exige a sus hijos y eso es santidad.

Es urgente que volvamos nuestros oídos a Aquel que Su vida dio por nosotros. Ese Jesús hermoso, precioso, santo, justo y perfecto. Yo me declaro totalmente contra aquellos que quieren hacer a mi Señor una imagen de un Dios suave, un Dios que todo pasa y que puedes hacer lo que quieras, que no sucederá nada. Dios no es así, Dios es un Dios justo, santo y perfecto. Dios es aquel que nuestra vida salvo mediante el sacrificio de nuestro Señor Jesús.

Ya no podemos transgredir más el nombre de nuestro Dios, no podemos seguir ultrajando el nombre de Dios diciendo tanta barrabasada sobre Él. Debemos entender que Él es un Dios soberano, un Dios santo, un Dios perfecto. Él es un Dios que NO se complace en la maldad. Lo duro de todo esto es que ahora nos engordamos de música cristiana, pero nos estamos muriendo de hambre porque no leemos la Biblia y por ende no tenemos intimidad con Dios.

Necesitamos volver a las raíces del evangelio, necesitamos volver con urgencia a la palabra santa de Dios. No se puede predicar libros de autoayuda emocional, no se puede predicar testimonios de otras personas, no se puede predicar sólo un emocionalismo para que la gente llore a mares. Se debe de predicar ese evangelio que dice que si no nos arrepentimos de nuestros pecados y no nos apartamos de él, no vamos a alcanzar misericordia.

Puedo escribirte miles de versículos bíblicos mostrándote que lo que te digo lo dice la Biblia, pero ¿De qué me sirve que sólo los leas acá y no vayas a tomar tu Biblia y la estudies?

Es de máxima urgencia que volvamos a la Biblia, es de máxima urgencia que volvamos a la intimidad con Dios. Si no regresamos a ello, sólo estaremos corrompiendo la palabra de Dios y vituperando el nombre de ese Dios santo, justo y perfecto.


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