Una
vez Jesús estaba a la orilla del Lago de Galilea, y la gente se amontonó
alrededor de él para escuchar el mensaje de Dios. Jesús vio dos barcas en la
playa. Estaban vacías porque los pescadores estaban lavando sus redes. Una de
esas barcas era de Simón Pedro. Jesús subió a ella y le pidió a Pedro que la
alejara un poco de la orilla. Luego se sentó en la barca, y desde allí comenzó
a enseñar a la gente. Cuando Jesús terminó de enseñarles, le dijo a Pedro: -
Lleva la barca a la parte honda del lago, y lanza las redes para pescar. Pedro
respondió: - Maestro, toda la noche estuvimos trabajando muy duro y no pescamos
nada. Pero, si tú lo mandas, voy a echar las redes. Hicieron lo que Jesús les
dijo, y fueron tantos los pescados que recogieron, que las redes estaban a
punto de romperse. Entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca,
para que fueran enseguida a ayudarlos. Eran tantos los pescados que, entre
todos, llenaron las dos barcas. Y las barcas estaban a punto de hundirse. (Lucas
5:1-7)
Era
medianoche, en medio de la oscuridad del lago, Pedro tiraba una y otra vez la
red. Primer intento, no consiguió ni un pez. 1am, Pedro sigue intentando tirar
la red con la ayuda de otros pescadores, y nada. 3am ya estado inmerso en la
más oscura noche, Pedro seguía intentando conseguir un pez y no sacaba más que
plantas o algas imagino. ¿Cómo no iba a pescar algo? ¡Pf, claro, él era un
pescador profesional! ¿Cómo no iba a seguir intentando pescar algo? Y así pasó
la noche, intentando, trabajando duro, y nada.
Llegada la
mañana, ya cansados de una dura noche de trabajo sin éxito, deciden regresar a
la playa, a la orilla del lago y lavar sus redes. Imagino que de tanto
intentar, se les deben de haber llenado las redes de plantas, tierra o barro. Y
allí estaban, Pedro le prestó su barca a Jesús para que Él predicara desde allí
a la gente que estaba reunida. Lo que no esperaba Pedro, era que su Maestro le
dijera: “Lanza las redes para pescar”.
¿Acaso no sabía Jesús mismo, si era hijo del Todopoderoso, que Pedro había
estado toda la noche intentándolo? ¿Acaso lo estaba tomando por tonto a Pedro?
Pedro no entendía, sin embargo obedeció a Jesús.
De todos modos, aunque Pedro sabía que Jesús ya estaba enterado del fracaso que
había tenido pescando la noche anterior, Pedro se animó a explicarle a Jesús:
“Maestro, toda la noche estuvimos trabajando muy duro y no pescamos nada”. Yo
imagino a Pedro diciendo “Otra vez…Si ya lo he intentado y fracasé, no entiendo
por qué debo volver a intentarlo”. Pero fíjate lo que sucedió. Pedro le dijo a
Jesús: “PERO, SI TÚ LO MANDAS, VOY A
ECHAR LAS REDES”.
Cuenta la Biblia
que fueron tantos los peces que sacaron, que necesitaron ayuda de otros
pescadores y otra barca más para poder llevarlos hasta la orilla. Cientos y
cientos de peces habían en el lugar donde Pedro y los demás pescadores habían
estado trabajando duro toda la noche.
¿Acaso los
peces se reprodujeron de un día para el otro? ¿Acaso Pedro había hecho algo mal
la noche anterior? ¿Acaso Jesús hizo aparecer tantos peces? ¿Acaso quiso hacer
pasar por loco a Pedro? Déjame explicarte y lo aplicaré a tu propia vida.
Lo has
intentado ya. Una y otra vez has intentado lograr lo que más anhelas y has
fracasado. Tú mismo te dices: “Soy un
hijo de Dios, claro que no dejaré de intentarlo, sé que lo voy a lograr”.
Has trabajado duro por aquello, Dios más que nadie lo sabe créeme, Dios sabe
cuánto te has esforzado por conseguirlo.
Pero llegó
un momento, un día, que como Pedro, llevaste tu barca hasta la orilla y dejaste
de intentarlo. Y éste es el secreto, tú no lograste lo que esperabas ni
recibiste las bendiciones que buscabas sólo por una cosa: Porque aún no era el momento. Dios te estaba preparando, quería que
lo intentaras, no para que te sientas fracasado, sino para que entiendas que todo es a Su tiempo.
Hoy Dios te
dice: Vuelve a intentarlo, echa tu red.
¿Fracasaste o no lograste cumplir algo? Vuelve a intentarlo, ahora estás listo. Ve y pesca tus
bendiciones. Ve y pesca tus éxitos. Ve y pesca todo aquello que te han quitado.
Serás tan
pero tan bendecido, que necesitarás más de dos barcas para recoger lo que Dios
te dará. Espera en Él, este es el momento, si antes fallaste es porque Él te
estaba preparando, vuelve a intentarlo.
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