sábado, 22 de septiembre de 2012

Cuando esperar desespera


“Como el pueblo de Betania estaba a unos tres kilómetros de la ciudad de Jerusalén, muchos de los judíos que vivían cerca de allí fueron a visitar a Marta y a María, para consolarlas por la muerte de su hermano. Cuando Jesús llegó a Betania, se enteró de que habían sepultado a Lázaro cuatro días antes. Al enterarse Marta de que Jesús había llegado, salió a recibirlo, y María se quedó en la casa.  Entonces Marta le dijo a Jesús: -Señor, si tú hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.” (Juan 11:17-21)

La prueba es solo la excusa de Dios para Glorificarse en Tu Vida

Muchas veces llegamos a pensar y a decirle a Dios lo que Marta le dijo a Jesús pero de diferente manera, a veces es un “¿Dios, por qué no me respondes?”, “¿Por qué permitiste Señor que ocurriera todo esto?”, “¿Por qué no llegas a tiempo, dónde estás?” Y nos llegamos a desesperar por muchas dudas en nuestra vida, por las pruebas que Dios permite que pasemos. Porque recuerda que Dios prueba el corazón, y muchas veces nos quejamos, lastimamos o nos lastimamos y no nos damos cuenta que dejamos a un lado a Dios, porque el problema o la prueba ha sido más fuerte de lo que pensábamos.

Tú y yo sabemos muy bien quién es Jesús: Él es poderoso, Él es un Dios sobrenatural, es un Dios misericordioso y amoroso, la prueba es sólo la excusa de Dios para glorificarse en Tu vida.

Eso que pensaste que estaba muerto, Dios lo resucitará. Él es la resurrección y la vida, Él es el ÚNICO que puede sacarte el hoyo cenagoso, del valle de sombra, nadie más que Él. Él es el único que te puede ayudar a olvidar lo que causaron en ti, también Él es y ha sido quien ha estado en control de ti, a pesar de que quizá ni sientas Su presencia. Él no te ha abandonado, Él siempre está contigo.

En cada área de tu vida Dios quiere manifestarse y resucitar tus sueños, tus anhelos, aquello que has dejado como muerto, aquello que has pensado que no funciona, o que nunca será, Dios quiere hacerlo realidad, conforme a Su voluntad.

Cuando María llegó a donde estaba Jesús, se arrodilló delante de él y le dijo: -Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.  Cuando Jesús vio que María y los judíos que habían ido con ella lloraban mucho, se sintió muy triste y les tuvo compasión.” (Juan 11: 32-33)

Cuando tú y yo entramos en esa posición de “No somos nada”, de que Dios no nos ha respondido, quién soy yo para decirte, me duele y siento dolor; pero realmente Dios sabe tu necesidad y conoce tu corazón. Si estás siendo humilde, y si estás esperando la respuesta de Dios, Él va a darte la victoria. Sólo debes esperar Su tiempo, no el tuyo.

Dios no improvisa su respuesta, Él se excusa de tu prueba o problema para Glorificarse en ella.

Todavía con lágrimas en los ojos, Jesús se acercó a la cueva donde habían puesto el cuerpo de Lázaro, y ordenó que quitaran la piedra que cubría la entrada. Pero Marta le dijo: -Señor, hace cuatro días que murió Lázaro. Seguramente ya huele mal.  Jesús le contestó: -¿No te dije que, si confías en mí, verás el poder de Dios” (Juan 11: 38-40)

La duda es una desconfianza absoluta. Tu tiempo y mi tiempo, no es el tiempo de Dios, mis pensamientos y tus pensamientos no son los pensamientos de Dios. Debes aprender a esperar en Él.

Busca la voluntad de Dios sobre tu vida, cree para ver. Espera para ver la victoria que Dios tiene preparada para ti. No sé cuál sea tu problema, tu prueba, tu circunstancia, tu adversidad, tu enfermedad, pero Dios quiere resucitar cada área de tu vida que está muerta. Él quiere ser tu sanador, tu salvador, tu Dios todopoderoso. Sólo debes creerle a Él y no buscar otros medios, porque nadie, ni nada te podrá sacar adelante ni olvidar el dolor, ni sanar tus heridas, solamente Dios.

La gente quitó la piedra de la entrada. Luego, Jesús miró al cielo y dijo: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado. (Juan 11:41). Mientras está la prueba, el Señor está intercediendo por ti.

Tu comunión con Dios es más importante. Cree en el Señor y vas a ver ese milagro. Te lo aseguro. Esperar es difícil, pero debemos creer el milagro antes de verlo realizado. Dios está en control.

Dios nunca improvisa sus respuestas, Él está esperando que te rindas y le creas. Recuerda que vivimos gracias a Él, y sea cual sea tu situación, Dios quiere abrazarte y mostrarte su amor y todo lo que Él tiene preparado para ti.

Esperar desespera, pero debes confiar y rendirte a Dios, porque para Él no hay nada, ninguna cosa, imposible. 


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viernes, 21 de septiembre de 2012

Lo que hablas, eso crees


“El que refrena su boca y su lengua se libra de muchas angustias.” (Proverbios 21:23)

Nuestra lengua puede ser nuestro peor enemigo o un buen aliado, todo depende de nuestra sabiduría en Dios para poder ocuparla.

Estoy seguro que más de alguna vez nos hemos metido en problemas por hablar demás o por decir las cosas en forma hiriente. Sin embargo, debemos de ponernos a pensar por qué no podemos frenar nuestra lengua y tener prudencia al momento de decir las cosas; cuando podamos responder eso, nuestra vida para Dios será mucho mejor.

Señor, pon guarda a mi boca; vigila la puerta de mis labios.(Salmos 141:3)

Por acá vamos a iniciar a entender la razón por la cual nuestra boca daña a muchas personas e incluso nos daña a nosotros mismos al crear problemas con nuestros amigos, familia y líderes de la iglesia.

Cuando encomendamos nuestros caminos a Dios y tenemos una comunión constante con nuestro Dios, nuestra vida inicia un cambio que, muchas veces, no podemos explicar e incluso ni nosotros mismos podemos entender. Pero, algo que sí es seguro que cuando iniciamos a hablar con Dios, a leer Su palabra y la presencia del Espíritu Santo inicia a crecer en nosotros, nuestra forma de hablar comienza a cambiar.

¿Por qué cuando hablamos, lo primero que se muestra es la comunión con Dios que tenemos?Generación de víboras, ¿cómo podéis hablar bien, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca”. (Mateo 12:34) Esta es una respuesta clara y directa de la razón por qué nuestra forma de hablar es lo primero que muestra la comunión con Dios que tenemos.

A los humanos los podemos engañar diciendo que sí oramos, que sí leemos la Biblia y que tenemos una intimidad con Dios muy buena. Incluso, podemos mostrarnos muy espirituales en la iglesia cerrando nuestros ojos cuando cantamos, levantando las manos, orando e incluso hasta llorando; pero eso no es reflejo de nada, eso no es reflejo de tener intimidad con Dios. Ir a la iglesia y hacer todo eso es lo más fácil que existe, eso hasta un inconverso puede hacerlo.

Nuestra forma de hablar es el primer indicio de nuestra comunión con Dios y no me refiero a ser elocuente, me refiero a lo que hablamos y lo que hacemos cuando hablamos.

Porque todos tropezamos de muchas maneras. Si alguno no tropieza en lo que dice, es un hombre perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo”. (Santiago 3:2)

La única forma que vamos a poder lograr frenar nuestra lengua y nuestro cuerpo es teniendo intimidad con Dios. Lejos de Dios, lo único que mostramos es debilidad, hipocresía e ignorancia; por la simple razón que la sabiduría al estudiar, creer y vivir la palabra de Dios es lo único que nos hará vivir para Su gloria. Dios te bendiga.


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jueves, 20 de septiembre de 2012

¿Por qué Dios no responde mis oraciones?


En primera instancia debo advertirte que hay ciertas cosas que pueden estorbar nuestras oraciones. La Biblia enseña que el pecado, el no tener un corazón limpio delante de Dios, la falta de perdón, de fe, y la falta de gratitud a Dios por todo lo que nos da, entre otras cosas, pueden interferir en nuestras oraciones, o incluso “Hacer que reboten en el techo”.

Así que antes que nada debes examinar tu corazón, tus actitudes, y tus intenciones, para estar seguro de que te encuentras limpio como para presentarte ante el trono de la gracia de Dios.

Pero lo más probable es que, con esta pregunta del título, te estés refiriendo a otra situación: A cuando le pides y le pides algo a Dios y Él no te lo da. Déjame compartirte una ilustración que escuché:

Dios es como un semáforo. Imaginemos un automóvil que viene andando hasta llegar a un cruce de calles, y le pregunta al semáforo ¿Puede usted por favor concederme el derecho a pasar? Entonces hay tres opciones. El semáforo puede contestarle “Sí” (encendiendo la luz verde), puede que le conteste “No” (encendiendo la luz roja), o puede que le conteste “Ahora no. Tienes que esperar un poco” (encendiendo la luz amarilla).

Ahora te pregunto yo a ti: ¿Es el semáforo malo cuando le contesta que no? ¿Y cuando le contesta espere, lo hace para que el automóvil sufra? ¡Claro que no! Cualquiera de las tres respuestas es igualmente buena para el automóvil, porque el semáforo sabe lo que más le conviene al vehículo, por eso es precisamente Él, el que “dirige el tránsito”. ¡Lo malo sería si el semáforo siempre le dijera que sí al automóvil, y a todos los automóviles cada vez que le piden pasar!

¿Te imaginas la cantidad de accidentes que esto provocaría? Eso no sería bueno para ninguno de ellos…

De manera similar, Dios sabe mejor que tú lo que te conviene, y lo que es mejor para ti en cada momento. Así que recuerda que, cuando le pides algo, puede que te responda que sí (dándote lo que le pediste), o que te responda que no (no dándotelo), o que te responda que es mejor esperar un tiempo antes de que te lo dé (bueno… simplemente no dándotelo ahora y sí más adelante).

Lo que te garantizo es que, si no hay nada de lo que te expliqué primero estorbando tus oraciones, Dios te responderá a su tiempo.

Lo que no puedo garantizarte es que te responda exactamente lo que tú quieres, o lo que a ti te parece. Pero esto debería darte tranquilidad: La tranquilidad de que tu Padre Celestial, que te ama, que desea lo mejor para ti, y que conoce tu pasado, tu presente y tu futuro, está haciendo por ti en cada momento exactamente aquello que sea lo mejor.

Busca a Dios, recuerda que Él dice en su Palabra: Clama a mí (Jeremías 33:3). Sé paciente y espera en Él que tu respuesta muy pronto llegará, está en proceso, sólo basta esperar la voluntad de Dios.


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miércoles, 19 de septiembre de 2012

El mejor escondite



Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. (Proverbios 4:23)

Cuando tenemos algo que es de mucho valor generalmente lo guardamos muy pero muy bien. Es más, en nuestra habitación tenemos un lugar especial, donde “guardamos”, o mejor dicho escondemos, las cosas que son de mucho valor.

Creo que a todos nos ha pasado que cuando perdemos eso que tanto estábamos guardando, nos ponemos enojados, tristes, reclamamos, y hacemos muchas cosas por tratar de encontrar eso tan valioso.

Pero ¿Qué tanto cuidas tu corazón? Por si no lo recuerdas es de mucho valor, ya que es a través de nuestro corazón que vivimos. ¿Y qué pasa si lo descuidamos y lo extraviamos? Es ahí donde entra la Palabra que dice: “SOBRE TODA COSA GUARDADA, GUARDA TU CORAZON; PORQUE DE ÉL MANA LA VIDA”.

Cuando perdemos nuestro corazón, acarreamos consecuencias que nos dañan terriblemente y eso se ve reflejado en que nos volvemos apáticos, tristes enojados, envidiosos, y muchas cosas más que afloran en nosotros, por el simple hecho de perder nuestro corazón.

Hoy sólo quiero preguntarte: ¿Dónde has dejado tu corazón?

Y si sabes dónde está, te pregunto: ¿Es el lugar más seguro?  

Sólo tú conoces la respuesta a estas dos preguntas.

Espero que luego de que leas esto, te preocupes un poco más al momento de entregar tu corazón a alguien, o simplemente cuando dejes que tu corazón se pierda.

Piensa que el único lugar seguro para guardarlo es en las manos de Dios, y la única persona capaz de darle la seguridad que tu corazón necesita para estar vivo, es DIOS.

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martes, 18 de septiembre de 2012

Las órdenes de Dios


“Cuando Sambalat se enteró de que estábamos reconstruyendo la muralla, se disgustó muchísimo y se burló de los judíos.  Ante sus compañeros y el ejército de Samaria dijo: -¿Qué están haciendo estos miserables judíos? ¿Creen que se les va a dejar que reconstruyan y que vuelvan a ofrecer sacrificios? ¿Piensan acaso terminar en un solo día? ¿Cómo creen que de esas piedras quemadas, de esos escombros, van a hacer algo nuevo? Y Tobías el amonita, que estaba junto a él, añadió: -¡Hasta una zorra, si se sube a ese montón de piedras, lo echa abajo!  Por eso oramos: “¡Escucha, Dios nuestro, cómo se burlan de nosotros! Haz que sus ofensas recaigan sobre ellos mismos: entrégalos a sus enemigos; ¡que los lleven en cautiverio! No pases por alto su maldad ni olvides sus pecados,  porque insultan a los que reconstruyen.”  Continuamos con la reconstrucción y levantamos la muralla hasta media altura, pues el pueblo trabajó con entusiasmo”. (Nehemías 4:1-6)

Leyendo este texto bíblico me impactaron varias situaciones, pero en especial dos que espero darme a entender de la mejor manera:

La primera de ella es que, cuando las personas se enteran que Dios te ha dado una orden directa, echas a andar esa orden. Dios te respalda y por ende esa orden empieza a dar fruto. Habrá personas que van a querer desairarte, te van a querer quitar la fe haciéndote preguntas para querer poner en duda lo que estás haciendo.

Hay algo que como hijos de Dios debemos de tener muy claro y es que las personas que no son hijos de Dios no van a entender nunca las órdenes que Dios nos dé. Las órdenes de Dios, la mayoría de veces, son totalmente ilógicas para los seres humanos, pero Él ya tiene todo planeado y sus tiempos muy bien establecidos.

Quiero que pienses si alguna vez Dios te ha dado una orden ilógica y no las has cumplido, detente un segundo y piensa. Ahora que ya lo hiciste pregúntate por qué no la obedeciste y si la hubieses obedecido qué hubiese pasado, ¿No sabes? Pues yo tampoco. Eso debe de quedarte de experiencia para empezar a creer a Dios lo que nos manda que hagamos, porque sin duda todo lo que nos dice que hagamos es para Su gloria y por ende para nuestro bien.

La otra situación que más me impacto fue que, cuando se empezaron a burlar de los judíos, ellos no respondieron a las personas, no dice que contendieron, no dice que dejaron de construir. El texto nos comenta que ellos oraron a Dios para que Él se encargara de esa situación, cosa que en nuestros días hacemos todo lo contrario, primero actuamos y después oramos.

Debemos empezar a leer la Biblia para la gloria de Dios, para conocer a Dios y no sólo para conocimiento personal. Los judíos de esta historia nos dejan una gran lección, a ellos los menospreciaron, se burlaron de la orden de Dios, incluso estaban hasta amenazándolos de muerte en una parte del resto del texto. Pero, ellos teniendo su fe puesta en Dios y sabiendo que Dios los protegía, siguieron trabajando por cumplir la orden que Dios había dado.

No dudes de Dios cuando te dé una orden, así sea la más ilógica del mundo. Si sientes que hay personas que están poniendo trabas para ejecutar esa orden, no pelees en tus fuerzas, ora a Dios y pídele que sea Él quien arregle esa situación; porque toda orden que Dios da, se debe de cumplir al pie de la letra. Ya no luches en tus fuerzas, lucha en las fuerzas de Dios, manteniendo tu comunión en la intimidad con Él. Dios te bendiga.


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lunes, 17 de septiembre de 2012

Jesús, Príncipe de Paz



Y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado. (Colosenses 1:20-21)

Hoy más que nunca Jesús quiere que tengas paz, ya que el mundo te ha metido en una crisis y quiere que te pierdas pero Jesús tiene mejores planes para tu vida.

Dios es el creador de todas las cosas, y reina sobre todo. Pero el hombre se rebeló contra su creador. Los hombres se volvieron sus enemigos, y para que el hombre no pereciese, Dios envió a su Hijo, el príncipe de paz, para hacer la reconciliación con nosotros: “Porque él es nuestra paz”. (Efesios 2:14)

Jesús es el príncipe de paz. Él es el testimonio de la buena voluntad de Dios para con los hombres. Jesucristo es el príncipe enviado por el Rey a buscar la paz con los hombres.

¿Qué es la Paz de Dios? La paz de Dios no es un estado o una circunstancia, ni es como el mundo la da, la paz es una persona: Jesús. Ya que Él vive dentro de nosotros y nos lleva a vivir en paz con Dios. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. (Romanos 5:1)

El Señor quiere que entregues todas tus cargas a Él. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, yo os haré descansar.” (Mateo 11:28)

En tiempos duros, difíciles, donde existen guerras, disturbios, caos por doquier, una de las palabras con las que más sueñan las personas es: PAZ.

Esta palabra suena fuerte en los momentos de crisis, la anhelamos cuando enfrentamos dificultades que hasta nos quitan el sueño, en fin, una de las palabras que todo no puede comprar es la Paz. Esto significa que en momentos difíciles, complicados, necesitamos acudir a la Presencia de Dios para obtener la verdadera paz.

Cuando tenemos a Jesús dentro de nuestras vidas en fe, tenemos paz. Por ese motivo debes echar toda tu ansiedad y rendir tu corazón para que el Dios de paz habite en ti.

Jesús quiere despojarte de todo aquello que te roba la paz, pero tienes que entregarle hoy tu voluntad y tu corazón para que Él obre.

Debes mirarlo a Él. “Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: ahora, Señor, despides a tu siervo en paz. Conforme a tu palabra: Porque han visto mis ojos tu salvación.” (Lucas 2:27-30)

Aunque tardare la promesa, Dios no es hombre para que mienta ni se arrepienta de todo lo que Él ya destinó para tu vida. Espera en Él, dile a tu alma que espere y un día verás su Gloria.

Es difícil esperar, pero debemos pedir al Dios de paz que llene nuestro corazón y ciertamente veremos su gloria, si lo creemos y nos aferramos a sus promesas.

Simeón esperó muchos años; yo no sé cuantos años llevas tú esperando una respuesta de Dios, pero te digo que aunque tardare, ésta llegará.

Dios quiere que te acerques a Él y que le permitas entrar en tu corazón para que puedas verle en cada circunstancia de tu vida, para que descanses en Él y tengas paz.

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domingo, 16 de septiembre de 2012

Mírame


Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. (Hebreos 12:1-3)

Acostumbraba mucho a ver películas y series. Siempre me gustaron las policiales, de investigaciones, médicas, algo de cada una aprendía. Pero si hay algo que me llamó poderosamente la atención, es que, cuando alguien está muriendo porque fue malherido, y otra persona lo/la sostiene en brazos, ésta repite constantemente: “Mírame, mírame, no te vayas, por favor quédate conmigo, mantente despierto, mírame”.

Y la respuesta a esto, es que está comprobado científicamente que cuando una persona herida, enfoca su mirada en otra, todas sus células se enfocan allí y cobran fuerza; en cambio, si la persona se distrae o cierra sus ojos, pierde la noción de la realidad y puede caer en un coma o puede incluso morir.

¡Y eso me recordó el versículo del comienzo! “FIJEMOS LA MIRADA EN JESÚS”. Él nos ve malheridos por el pecado en todo momento. Él ve cómo libramos las batallas de las tentaciones día a día. Él ve cada vez que nos queremos rendir y volver al mundo de tinieblas. Él ve todo y te dice: MÍRAME.

Cuántas veces hemos quedado ciegos espiritualmente, por no fijar nuestra mirada en el consumador de la fe. Jesús padeció mucho sufrimiento, para que tú, al mirar su cruz, al mirarlo a Él, corras la carrera de la vida descansando en la seguridad de que Él ya ha vencido. Lee bien el versículo: “Para que no se cansen, ni pierdan el ánimo”. ¡Es como en las películas!

Si quitamos nuestra mirada de quien nos mantiene vivos, pronto moriremos espiritualmente, y te aseguro que es peor que la muerte terrenal. Es tan indispensable Jesús en nuestras vidas. La Biblia lo describe como vid verdadera, fuente de agua, pan de vida, fuente de poder, luz, amor. ¿Podrías vivir sin ello? ¿Entonces cómo haces para sobrellevar tus problemas si no fijas tu mirada en Él?

Y quizás tú pienses “Pero es Dios quien no me mira a mí, parece que se ha olvidado de este hijo…”; pero el Señor en Su palabra ya te ha dicho: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos.” (Salmos 32:8)

¡Clama a Dios! ¡Clámale! Los salmistas lo hacían: “Mírame, y ten misericordia de mí; da tu poder a tu siervo.” (Salmos 86:16) “Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido.” (Salmos 25:16) Dile al Señor tu Dios, “¡MÍRAME! NO QUIERO MORIR ESPIRITUALMENTE”.

Pero, la mayoría de las veces como en toda la Biblia, es Dios quien te está diciendo “Mírame”, es Dios quien está llamando tu atención, es Dios quien te está esperando. Si tu fe se ha debilitado, es momento en que regreses a poner tu mirada en Aquel que te está sosteniendo en brazos de amor, diciéndote “Mírame hijo, quédate conmigo, por favor mírame, yo te enseñaré por dónde andar, pero mírame”.

Miremos a Dios.


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sábado, 15 de septiembre de 2012

¡Ojalá fueras lo uno o lo otro!


Conozco tus obras; sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro! Por tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca. Dices: “Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada”; pero no te das cuenta de que el infeliz y miserable, el pobre, ciego y desnudo eres tú. Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego, para que te hagas rico; ropas blancas para que te vistas y cubras tu vergonzosa desnudez; y colirio para que te lo pongas en los ojos y recobres la vista. (Apocalipsis 3:15-18)

Estoy segura que ustedes, al igual que yo, han leído el apocalipsis menos veces que los evangelios, los salmos, los proverbios o las cartas. Y esto es porque nos cuesta entenderlo, pero no por ello es menos importante. El versículo de allí arriba, es más que claro. ¿Cómo resumirlo? Yo lo llamo: Tibieza Espiritual.

Pero Dios me llevó a ver más allá. La tibieza espiritual, no es sólo saber lo que está bien y lo que está mal, y muchas veces pensar y decidir en la carne. Sino que es un estado del alma, que te produce ceguera, te desnuda por completo y llegas a un punto en el que crees que estás bien, que tienes todo lo que necesitas, que Dios ya no puede hacer nada por ti, que tú puedes solo. ¡Ups! ¿Te ha sucedido? A mí también.

Me cuesta creer que haya un tipo de cristiano que le cause nauseas a Dios, pero la Biblia lo confirma. Te pondré un ejemplo cotidiano. Tomar agua fría, te refresca; tomar agua caliente, puede ser en una infusión; pero tomar agua tibia, a nadie le gusta, es difícil de tragar.

Así mismo, Dios dice “¡Ojalá fueras lo uno o lo otro!” o en otra versión “¡Sería mejor que me obedecieras completamente, o que de plano no me obedecieras!”. Dios no tiene términos medios. Lo obedeces o no lo obedeces. Jesús les dijo claramente a sus discípulos: “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.” (Lucas 11:23)

Con esto no quiero asustarte, sino que quiero responder a la pregunta que todos los días le haces a Dios: “Señor, ¿Cuándo me bendecirás? ¿Cuándo responderás mis oraciones?”. Y la respuesta de Dios es: Cuando te decidas. Cuando elijas ser frío o caliente.

El frío, es el incrédulo o bien el que conoció a Dios y por voluntad propia decidió alejarse por completo de Él. El caliente, es aquel que no es perfecto, pero sí confía en que Dios lo perfeccionará. Es el que lucha por agradarle día a día con su vida. ¿Cuándo te decidirás?

Recuerda que Dios no lo hace por ira, sino por amor. “Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete. Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo. Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono. El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.” (Apocalipsis 3:19-22)

Dios es SANTO, SANTO, SANTO, tres veces santo. Y es esa pureza, esa totalidad de santidad, la que lo obliga a advertir a sus hijos cuando no están haciendo las cosas bien.

Cualquier buen padre, dirá a su hijo “No metas los dedos en el enchufe, porque te puedes electrocutar”, y aunque el niño patalee y llore, su padre lo hace para su bien.

Dios te dice: “Sé fervoroso (es decir, entusiasta) y arrepiéntete. Búscame de corazón. ¿Me oyes? Estoy tocando tu puerta. Quiero entrar y cenar contigo. Quiero que venzas, que logres obedecerme. Aún con tus errores te perdonaré. Pero por favor, ya no seas tibio.Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes.” (Deuteronomio 30:19)

Examina, ¿Cuál es tu estado? ¿Eres frío, tibio o caliente? Si eres frío, acepta a Jesús, entrégate por completo a Él y déjalo que transforme tu ser. Si eres tibio, preocúpate y pídele perdón a Dios. Y si eres caliente, ¡Gloria a Dios! Tu bendición está cerca.


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viernes, 14 de septiembre de 2012

180 Grados


 “Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar.” (Mateo 11:28)

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:13)

Mira que te mando que te esfuerces, y seas valiente; no temas ni desmayes, porque yo el SEÑOR tu Dios soy contigo en donde quiera que fuere.” (Josué 1:9)

Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me confortarán.” (Salmo 23:4)

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (Juan 3:16)

Clama a mí, y te responderé, y te enseñaré cosas grandes y maravillosas que tú no sabes.” (Jeremías 33:3)

Te puedo seguir poniendo una enorme cantidad de versículos que son los más usuales dentro del pueblo cristiano y el no cristiano.

Es muy curioso porque hay muchas personas que se saben muchos versículos bíblicos, hay personas que dicen haber leído la Biblia ya muchas veces, hay personas que dicen ser especialistas en hermenéutica, exégesis y muchas materias más. Pero al momento de reflejar su testimonio, he ahí donde la Biblia es clara “por sus frutos los conoceréis”.

No estoy diciendo que es malo estudiar para entender mejor la Biblia, claro que no, realmente es todo lo contrario. Pero de nada sirve que conozcamos tanto de la Biblia si no conocemos a Dios.

Debemos dar un giro de ciento ochenta grados y darnos cuenta que la Biblia no es simplemente un libro de estudios filosóficos, culturales y psicológicos como muchos la han querido ver. La Biblia tampoco es un libro que, mencionando en repetidas ocasiones un verbo en voz alta de los que dicen los versículos bíblicos, Dios se va a mover, si creemos en eso, estamos diciendo que la Biblia es un libro de magia. La Biblia no es magia, la Biblia es sumisión, humildad, misericordia, amor, verdad, justicia, santidad, etc.

Lamentablemente ahora tomamos la Biblia como si fuera un amuleto mágico. Mis hermanos, la Biblia no es un amuleto, la Biblia es la palabra de Dios. Si no podemos entender eso y saber que la palabra de Dios es santa, justa y perfecta, con plena seguridad puedo decir que estamos buscando el milagro y no al hacedor de milagros.

Dios es santo, justo y perfecto. Dios no se moverá por nuestra orden o porque nosotros elevemos la voz repitiendo un versículo bíblico. Debemos entender que Dios se mueve por misericordia y porque Él es el todopoderoso, Él es el eterno, Él es el único Dios vivo y nunca se moverá por una orden humana.

Debemos dar un giro de ciento ochenta grados e iniciar a vivir la Biblia como Dios manda: para gloria única del Dios vivo, eterno y Rey de nuestras vidas.


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jueves, 13 de septiembre de 2012

Las marcas más importantes



De aquí adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús. (Gálatas 6:17)

Hace un tiempo leí un artículo titulado “Las cuarenta marcas más importantes del mundo”, que hablaba acerca de los productos y marcas más respetadas en el mercado mundial. La lista era bastante obvia. Se incluía allí a Coca Cola, la computadora Mac, Microsoft, y el carro de mis sueños, el Lexus.

Pero la lectura me llevó a pensar en unas marcas mucho más importantes: Las de Jesús.

Lo que se ha traducido por “Marcas o señales” es la forma plural de la voz griega “estigma”, que implicaba vergüenza y desgracia. Antaño, a los responsables de crímenes, así como a los esclavos que habían sido sorprendidos intentando escapar, se los estigmatizaba mediante la colocación de una marca o señal en su cuerpo que indicaba a quién pertenecían. Pero no todos los Señores eran iguales.

Ya en aquel entonces tener las marcas de uno, no era lo mismo que llevar las del otro. El apóstol Pablo, por ejemplo, se enorgullecía de tener las marcas de Jesús.

Él había sido crucificado con Cristo y llevaba las marcas de Jesús. Él había sido crucificado con Cristo  y llevaba las huellas de sus clavos. Estaban marcadas en su cuerpo por medio de la fe.

A Pablo lo señalaban como siervo, como esclavo del Señor Jesús. Por lo tanto, nadie podía interferir en su fe, en su convicción, pues él no era siervo de los hombres sino del Rey de reyes.

Debía lealtad y su compromiso solamente a Cristo. Que nadie esperase verle servir a otro señor o a la carne, pues llevaba las marcas de Jesús. Además, nadie debería entrometerse en su libertad o maltratarlo, pues su Señor protegería con toda seguridad aquello que le pertenecía.

Nosotros pertenecemos a Jesús y sus marcas deben ser notorias en nosotros. Su sacrificio, entrega y misericordia se tienen que percibir en cada uno. Esas sí, son las marcas más importantes del mundo.

¿Llevas tú las marcas de Jesús? ¿Qué situación te está molestando? Debemos pedirle a Dios, porque si quieres ser sellado por su Espíritu Santo, debes demostrarle al mundo a quién perteneces. 

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miércoles, 12 de septiembre de 2012

Se fue la luz



Otra vez les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. (Juan 8:12)

Creo que, desde pequeños, es como una tradición que todos le temamos a la oscuridad; pensándolo bien es como un rasgo del ser humano, el miedo a ésta.

No sé cuál es tu reacción cuando estás en tu casa de noche y de repente se va la energía eléctrica, o como nosotros decimos: ¡Se fue la luz!, y esto puede pasar ya sea, debido a un bajón de energía, o por mantenimiento de la planta eléctrica, o algún otro motivo.

Pero creo que la reacción de todos, es comenzar a buscar una lámpara de baterías o alguna candela, y comenzar a intentar caminar pero con mucho cuidado de no botar algún objeto, o por temor a tropezarnos. Pero, eso sí, qué alivio y qué sorprendente es cuando en medio de esa oscuridad encendemos la lámpara y todo se ilumina, y podemos movilizarnos confiadamente  por cualquier lugar de nuestra casa porque llevamos la luz que nos va guiando.

Pues quiero compartir contigo lo siguiente, muchas veces algo parecido a estos “bajones de energía” nos ocurre a nosotros, me imagino que estarás pensando “Pero no entendiendo, si yo no soy una planta eléctrica ni me le parezco.” Quiero que me prestes atención por un momento y sí quiero que pienses lo siguiente: Nuestro corazón es como la planta eléctrica de nuestro cuerpo. 

A veces se apaga la lámpara de nuestro corazón: los motivos pueden ser muchos, y claro, ninguno tienen que ver con algún bajo de energía eléctrica. Muchas veces se apaga, como consecuencia de “bajones espirituales”, que nosotros mismos permitimos que sucedan, ya que no le damos mantenimiento a esa planta generadora que es nuestro corazón.

Créelo o no, si a tu corazón no les das el mantenimiento correcto de repente puedes tener ciertos “bajones espirituales”; claro que en la mayoría de estos, somos nosotros los culpables.

Hoy quiero invitarte a que inspecciones tu corazón y revises si está siendo debidamente cuidado, o si tal vez ya tenga días de estar en oscuridad, esa oscuridad que no te deja caminar confiadamente, que simplemente te hace permanecer en el mismo lugar, triste, o agobiado por las presiones de la vida.

Quiero que tengas muy presente que Jesús es la luz del mundo, y la luz de tu corazón. Si la lámpara de tu corazón está apagada, no significa que Jesús no esté ahí, sino es que simplemente no le has pedido que ilumine tu vida y elimine las tinieblas que hay en tu corazón. Habla con Él, dile cómo te sientes, y que deseas que esa lámpara vuelva a brillar con toda su potencia, y que tu vida vuelva a ser llena de gozo y paz. Pero, sobre todo, que tu rostro resplandezca como reflejo de la lámpara de tu corazón.

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martes, 11 de septiembre de 2012

Pez fuera del agua


Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16)

¿Pez fuera del agua? ¿Qué tiene que ver el título con el versículo? Te seré honesto, lo mismo pensé yo al inicio, no entendía qué era lo que Dios quería decirme, hasta que viendo un canal de televisión entendí qué es lo que hace un pez fuera del agua.

Un pez fuera del agua no muere instantáneamente, un pez fuera del agua aletea y lucha por buscar agua de nuevo, su respiración es forzada porque está fuera de su medio ambiente y justamente así somos los hijos de Dios.

Este devocional es tan sencillo de escribir, pero tan difícil de creer y de vivir. Este escrito va dirigido a todos aquellos que alguna vez nos hemos alejado de nuestra comunión con Dios. Va dirigido para aquellos que tenemos luchas todos los días, va dirigido para aquellos que pecamos, va dirigido a aquellos que todos los días luchamos por agradar a Dios con nuestra vida.

Quiero ser sencillo y simple con mis palabras: Debemos volver a lo que Dios nos ordena, debemos volver a lo que Dios nos manda, debemos volver a lo que Dios exige a sus hijos y eso es santidad.

Es urgente que volvamos nuestros oídos a Aquel que Su vida dio por nosotros. Ese Jesús hermoso, precioso, santo, justo y perfecto. Yo me declaro totalmente contra aquellos que quieren hacer a mi Señor una imagen de un Dios suave, un Dios que todo pasa y que puedes hacer lo que quieras, que no sucederá nada. Dios no es así, Dios es un Dios justo, santo y perfecto. Dios es aquel que nuestra vida salvo mediante el sacrificio de nuestro Señor Jesús.

Ya no podemos transgredir más el nombre de nuestro Dios, no podemos seguir ultrajando el nombre de Dios diciendo tanta barrabasada sobre Él. Debemos entender que Él es un Dios soberano, un Dios santo, un Dios perfecto. Él es un Dios que NO se complace en la maldad. Lo duro de todo esto es que ahora nos engordamos de música cristiana, pero nos estamos muriendo de hambre porque no leemos la Biblia y por ende no tenemos intimidad con Dios.

Necesitamos volver a las raíces del evangelio, necesitamos volver con urgencia a la palabra santa de Dios. No se puede predicar libros de autoayuda emocional, no se puede predicar testimonios de otras personas, no se puede predicar sólo un emocionalismo para que la gente llore a mares. Se debe de predicar ese evangelio que dice que si no nos arrepentimos de nuestros pecados y no nos apartamos de él, no vamos a alcanzar misericordia.

Puedo escribirte miles de versículos bíblicos mostrándote que lo que te digo lo dice la Biblia, pero ¿De qué me sirve que sólo los leas acá y no vayas a tomar tu Biblia y la estudies?

Es de máxima urgencia que volvamos a la Biblia, es de máxima urgencia que volvamos a la intimidad con Dios. Si no regresamos a ello, sólo estaremos corrompiendo la palabra de Dios y vituperando el nombre de ese Dios santo, justo y perfecto.


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lunes, 10 de septiembre de 2012

Hay un tiempo para todo


En esta vida todo tiene su momento; hay un tiempo para todo. (Eclesiastés 3:1 BLA)

La voluntad de Dios es perfecta y agradable, pero realmente a veces nos olvidamos, permitimos que el tiempo se adueñe de nosotros, por los afanes de la vida, los sentimientos y las emociones.

Muchas veces las preocupaciones nos turban, los problemas nos desesperan, la angustia nos entristece, hay tiempos donde no queremos ni levantarnos de nuestra cama porque no sentimos fuerzas; otras veces estamos más fuertes que creemos poder derribar todo lo que venga.

Debemos esperar siempre en Dios, descansar en Él. La desesperación nos lleva a caer muchas veces en cometer errores graves o caemos en el error de creer que es la voluntad de Dios.

Dios a veces te dice ESPERA, otras veces SIGUE, y por última ESPERA UN POCO MÁS, FALTA POCO. Pero la impaciencia que llegamos a tener como seres humanos muchas veces nos hace equivocarnos y no solamente eso, sino también desobedecerle al Padre.

Dios nos dice “Hay un tiempo para TODO”. Si hoy estás pidiendo por una respuesta, recuerda clamar a Él, no hay mejor consejero, no hay mejor guía que el Espíritu de Dios.

Hay cristianos que tergiversan esta verdad de la Biblia “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.” (Romanos 8:14) No olvidemos que tenemos al Espíritu Santo que nos fue dado por medio de Dios, por el cual debemos dejarnos guiar. No por emociones, no por sentimientos, no por la desesperación o la impaciencia, porque esto sí que nos lleva a cometer errores que muchas veces manchan nuestra reputación, sobre todo nuestro testimonio delante de Dios.

Muchos dicen, “¡Sí! Dios se encargará de mi reputación, pues soy Su hijo”, Si entiendo, ¿Y tu parte? ¿Dónde está tu parte como hijo? Los hombres nos fallan y queremos ver la justicia, pero Dios no se manifiesta en un corazón lleno de orgullo, de falta de humildad, y menos si no muestra frutos dignos de arrepentimiento. La familia nos puede fallar, en ocasiones pensamos en: “Ya les llegará su tiempo donde tienen que pagar lo que me han hecho”, cuando Dios ha dicho “La venganza es mía”; PERO, “Ama a Dios con todo tu corazón, y a tu prójimo como a ti mismo” a veces lo olvidamos.

Debemos esperar sea lo que sea en Dios, no sé cuál sea tu situación, pero Dios sí conoce tu vida y tu corazón. Que en tu corazón no haya resentimiento, renuncia a eso, que en tu corazón y tu mente no hayan sentimientos de rencor, amargura, renuncia a ellos.

Dios quiere que lo busques, que clames a Él. Dios no se adelanta ni se atrasa. No le echemos la culpa a Dios cuando es nuestra por nuestras decisiones propias. Él nos quiere abrazar en medio del dolor, en medio de la preocupación, la enfermedad.

Tenemos que procurar ser hijos llenos del amor del Padre, que den sin esperar nada a cambio, que ayuden sin ningún interés, que perdonen, que escuchen. El tiempo de Dios es perfecto, no desesperes. Ama, vive, sigue adelante y no te rindas. Piedras en tu camino, siempre habrán, pero no debes de dejar que eso te haga perder el tiempo perfecto de Dios.

Recuerda: Jesús siempre llega a tiempo.


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