“Hermanos míos, tened por sumo gozo
cuando os halléis en diversas pruebas” (Santiago 1:2)
Muchas veces hemos leído este pasaje
de la biblia, y quizá más de una vez nos lo han dicho cuando estamos pasando
por un momento difícil en nuestras vidas, pero… ¿puede uno tener paz y gozo en
medio de las pruebas? ¿Realmente Dios quiere que seamos probados? Pues la
respuesta es sí, aunque no es tan fácil aprenderlo y comprenderlo.
A los largo de nuestra vida, de alguna u
otra forma somos probados día a día, a veces las pruebas llegan a ser tan
grandes que por lo general llegamos a pensar que Dios nos ha abandonado, que ha
ocultado de nosotros su rostro “¿Por qué
estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación?”, que
no nos escucha y en casos extremos que es injusto con nosotros. Pero lo cierto
es que los verdaderos creyentes deben sufrir tribulación y esto debe ser así
porque el mismo Jesucristo nos dijo “En
el mundo tendréis aflicción” es necesario que esto se cumpla, pero podemos
estar tranquilos ya que ahí mismo nos dice “pero
confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Jesús mismo nos previene
acerca de las pruebas que vendrán a lo largo de nuestras vidas, pero también
nos da un remanso de paz al decirnos que él estará con nosotros y que juntos
venceremos toda tentación y aflicción que nos pueda venir.
Ahora bien, sé que no es fácil poner en
práctica esto, al principio tendemos a pensar lo peor, a estancarnos o a
permitir que las pruebas repercutan en nuestro ser interior y exterior, lo
cierto es que conforme vayamos avanzando podremos perfeccionarnos en entender
esto.
¿Por qué Dios permite el sufrimiento o
porque nos prueba? La respuesta es simple… porque quiere que seamos
perfeccionados. Esa es la gran verdad, Dios no nos manda las pruebas con el fin
de que nosotros seamos lastimados (el que se auto-lastima es porque se estancó
o no quiso aprender nada) el fin de cada prueba es irnos puliendo hasta poder “llegar a la estatura del varón perfecto,
esto es, a la plenitud de Cristo” (Efesios 4:13) entonces cada prueba nos
permite ir creciendo y “Es necesario que
a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hechos 14:22) por
eso se nos dice que debemos “sufrir
tribulación” (Romanos 12:12). Entonces tenemos el fin, tenemos la
recompensa, y el fruto principal que produce esto en nosotros es la paciencia “Y no sólo esto, sino que
también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce
paciencia” (Romanos 5:3) , pero también sabemos que
estas pruebas son momentáneas “Porque
esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente
y eterno peso de gloria” (2 Corintios 4:17) aquí también nos dice que Dios
no te mandará una prueba mayor a la que puedas resistir ya que Él nos ama y no
querrá que nada malo nos pase “¿Quién nos
separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre,
o desnudez, o peligro, o espada?”.
Pero ¿cómo nos podemos gozar cuando somos
probados? Como ya lo dije antes, nos costará poder comprender la magnitud de lo
que Pablo y Santiago dijeron: “sobreabundo
de gozo en todas nuestras tribulaciones” (2 Corintios 7:4) “tened por sumo gozo
cuando os halléis en diversas pruebas” (Santiago 1:2), porqué ¿cómo alguien
puede gozarse en la aflicción? Pues he ahí la clave para que la prueba sea
superada, cuando más tú tengas paciencia, cuando nada te haga perder tu
alegría, cuando a pesar del dolor nada pueda interrumpir tu comunión con Dios,
entonces habrás superado la prueba, porque si no será como cuando repruebas un
examen, te lo volverán a tomar hasta que lo apruebes, es decir, la prueba
volverá (tal vez no sea igual a la anterior, pero tendrá el mismo contexto)
hasta que la logres pasar con gozo y entonces recibas el fruto (recompensa) que
te viene al ser probado, paciencia, madurez, experiencia, porque realmente si
nos ponemos a pensar detenidamente, cuando salimos de una prueba somos
fortalecidos, ganamos experiencia y mucha paciencia. Pero debemos de estar
preparados para las pruebas.
El mayor ejemplo que podemos observar es la
tentación de Jesús (Mateo 4, Lucas 4) donde nos relata que Jesús fue tentado
luego de estar en comunión con el Padre y nos dice que venció toda tentación
con la misma palabra de Dios, luego de esto tuvo su recompensa, ya que el Padre
se complacía en el hijo y lo revestía de su Gloria, pero esto nos enseña a que
debemos de estar preparados para vencer cualquier tentación y prueba mediante
lo que Dios nos habla en su palabra, ya que, si nosotros no tenemos
conocimiento de estas cosas será muy fácil que a la primera prueba decaigamos.
Como me dijo un buen amigo: ante una
circunstancia difícil tienes 3 opciones. 1) Dejar que te marque, 2) Dejar que
te destruya, 3) Dejar que te fortalezca. Si escogemos la primera opción y
dejamos que la prueba nos marque, viviremos toda nuestra vida recordando lo que
pasó con dolor, resentimiento y la falta de perdón envenena el alma, por otro
lado si dejamos que nos destruya, nos abatiremos y pensaremos que nuestra vida
no tienen sentido, lo único que lograremos es dejarnos morir sin luchar por
superarnos y alcanzar nuestras metas, pero si elegimos la numero 3 aprenderemos
la enseñanza tras esa prueba, dejaremos que el propósito de Dios se cumpla en
nuestras vidas, seremos fortalecidos y obtendremos sabiduría para enseñar y “consolar a los que están pasando
tribulación” (2 Corintios 1:4) .
Solo me queda decirte que si en este momento
estás pasando aflicción y pruebas, el Señor es “nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmos 46:1), solo
tú y Dios saben qué es lo que estás pasando, si tienes carencia, si estás
angustiad@, si te sientes sol@ o abandonad@, si sufriste rechazo, si te
maltrataron, si te ofendieron, si en tu iglesia, en tu hogar o tu trabajo no te
tomaron en cuenta, si no aprecian lo que haces, si estás luchando para que tu
familia venga a Cristo, si estás sufriendo la rebeldía de tus hij@s, si nunca
oíste un “te amo” de tus padres, si te apartaste de los pies de Cristo, si
elegiste el camino equivocado, si fallaste y sientes que todos te juzgan, si
hablaron mal de ti y te calumniaron o si estas padeciendo alguna enfermedad
leve, grave o terminal y te sientes afligid@ o angustiad@ por eso, déjame
decirte que Dios “nos consuela en todas
nuestras tribulaciones” (2 Corintios 1:4), y que está probando tu fe, Él
quiere saber hasta qué punto eres capaz de creer en su amor, en que no hay nada
imposible para Él, si tú crees que Él puede ayudarte, que puede llenar ese
vacío, que puede curar tu alma y sanar tu cuerpo, entonces pídeselo, pero “pide
con fe, no dudando nada” (santiago 1:6) porque tienes que estar convencido de
que Él lo puede hacer, solo debes saber esperar y no dejar de pedírselo. Y ya
sabes que todo esto sirve para que aprendamos y seamos fortalecidos, nada viene
vacío, todo tiene una razón de ser y “sabemos
que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28), así
que no pierdas tu gozo y pasa la prueba.
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Amenn buen mensaje Buena palabra
ResponderEliminarTodo lo puedo en cristo que me fortalece.
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