“Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado el conocimiento,…” (Oseas 4:6)
En
estos últimos tiempos hay demasiada falta de conocimiento de La Palabra de
Dios, hay gente que está creyendo más a la Palabra de los HOMBRES que a la de
Dios mismo. Pero por esta misma son destruidos, y Dios así lo ha dicho en Su
Palabra.
Hoy
en día se han levantado muchas doctrinas de hombres, que han venido a
contaminar lo que es Santo, Dice La Palabra de Dios que sin santidad nadie lo
vera, ¿Pero será que estamos viviendo en santidad? Y me incluyo, porque yo también
estoy propenso y expuesto al mundo, pero realmente ¿Estamos viviendo la
voluntad de Dios o la nuestra? ¿Sabes realmente cual es la voluntad de Dios?
La
voluntad de Dios es esta: “La voluntad de Dios es que sean
*santificados;” (1 Tesalonicenses 4:3)
¿El mundo en la iglesia o La iglesia en el
mundo? ¿Cuál es tu respuesta? No podemos meter el mundo a la iglesia, no me
refiero a las personas sino aquello que no es de Dios, Su Palabra es clara: “Ay de los que a lo
Malo dicen Bueno y a lo Bueno malo; que hacen de las Tinieblas Luz y de la Luz
Tinieblas, que ponen lo Amargo por Dulce y lo Dulce por Amargo. (Isaías 5:20) y
Santiago nos dice: “¿Puede acaso brotar de una misma fuente
agua dulce y agua salada?” (Santiago 3:11)
Nuestro estilo de vida cambia rotundamente
cuando le damos el total control a Dios de nosotros, no te digo que seremos
aburridos, pero si deferentes, claro ejemplo de un líder diferente fue el mismo
Jesús, se sentó con pecadores, hablo con fariseos, se enfrentó a falsos líderes,
pero a esos vino, y por esos murió, Él vino a salvarnos, pero hoy en día todos
quieren ir contra la corriente del mundo, la moda, la fama, el afán, la
riqueza, la vanidad, ha entrado a la
iglesia, y muchos han dejado entrar al mundo en ella. Cuando hablo de IGLESIA
no hablo de cuatro paredes solamente, sino lo que dejas entrar a tu corazón,
dejar entrar basura en tu vida, al final querrá salir.
Ya no estamos para complacer al mundo, ni para hacer lo que el mundo haga, ¿Queremos ganar al mundo? Debemos imitar a Cristo y eso nos dijo el Apóstol: “Imítenme a mí, como yo imito a Cristo” (1 Corintios 11:1) si te sientes presionado por el mundo, o por aquellos que no quieren nada con Dios o compromiso con él, te invito a que te apartes, que ores por ellos pero que no te pongas en su mismo nivel, las bendiciones las perdemos muchas veces porque permitimos que el mundo entre a nuestra iglesia (nuestra vida).
Hoy podemos ver como iglesias “evangélicas” si es que las podemos llamar así apartan La Palabra para imitar al mundo, para no parecer “aburridos” como mucho incrédulo piensan que somos los Hijos de Dios, y lo gracioso es que, el mundo se les ríe, le hacen un favor al diablo de hacer lo malo delante de los ojos de Dios. “…hicieron lo malo ante mis ojos y optaron por lo que no me agrada” (Isaías 66:4 NVI)
¿Qué diferencia hay entre hacer lo que el mundo hace a lo que nosotros debemos hacer como hijos? Ninguna, el mundo no trae nada, todo es pasajero, Dios fue claro, “Este mundo pasará, pero mi Palabra jamás” (Mateo 24:35)
En estos últimos tiempos han salido unos famosos bailes en el ámbito secular, como el gangnam style, más conocido como el "baile del caballo" como El Harlem Shake que es un forma de bailar sin control, ¿Qué tiene que ver esto con un hijo de Dios? Nada. “...entro lo Santo y lo Profano No hicieron diferencia...” (Ezequiel 22:26) Pero en muchas iglesias lo han dejado entrar, para imitar al mundo y la frase que utilizan es “No somos aburridos” como lo dije anteriormente, no lo somos, pero nuestro estilo de vida debe estar puesto en Dios, no somos aburridos, debemos ser diferentes, porque nuestra fe y convicción es diferente a la que el mundo tiene.
Me entristece el corazón que como dice el pasaje al inicio, muchos son destruidos por falta de conocimiento y entendimiento, porque el evangelio de Jesùs cambia, transforma, da vida, es DIFERENTE, incomparable con lo que el enemigo ha venido a mostrar a las personas. No podemos dejar que el mundo nos gane, que nos atraía más, que nos seduzca, que nos arrastre a sus corrientes que al final son una pérdida de tiempo, y no solamente eso, nos hace perder el rumbo correcto que debemos llevar.
Que se haga vicio santificarte; pero tampoco que se haga una religión. Si queremos vencer el mal, porque aun que Dios ya haya vencido al mundo, la otra parte nos queda a nosotros de decirle “No” al mundo, de no aceptar falsas imitaciones, ya que la Palabra de Dios es clara y ella no se equivoca, debemos ser apartados para Dios, vivir en santidad es que tu conducta hable, de saber si es cierto que eres separado o realmente no, por Sus frutos vas a conocer a las personas. No fuimos llamados a parecernos al mundo sino hacer diferencia para ellos.
Andar codiciando lo que no es tuyo, e imitar lo que ya no tiene nada que ver contigo, también es concupiscencia. “…no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios” (1 Tesalonicenses 4:5) recuerda lo que dice Santiago “¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.” (Santiago 4:4)
No permitas que el mundo gane terreno en tu vida, en la de tu familia, lucha por ser diferente, por complacer al Dios y al único, que tu mirada, tu vida, tu caminar, tus pasos, y tus decisiones de imitarlo estén puestas en Él, imitar al padre así como Jesús lo imito como hijo, así debemos imitar nosotros al Gran Yo Soy.
Tu convicción debe estar puesta en Dios, tu visión y tu corazón, pues recuerda que: “El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.” (Gálatas 6:6-10)
Predica la verdad, vive en santidad, se diferente aunque te rechacen los demás, complace al que te dio la libertad, libertad que es no caer en las redes del mal, sino hacer el bien.
Estar con Jesús, ¡Marca la diferencia!
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