lunes, 25 de marzo de 2013

Sé paciente, no orgulloso










“Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales debe restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser *tentado. Ayúdense unos a otros a llevar sus cargar, y así cumplirán la ley de Cristo. Si alguien cree ser algo, cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo.” (Gálatas 6:1-3)

En lo personal, leído y meditado mucho estos pasajes en demasiadas ocasiones. Tengo un temperamento natural que elude a la humildad, así que necesito toda la ayuda de La Palabra de Dios que pueda obtener.

Realmente si quiero agradar a Dios, estoy dispuesta a hacer las cosas a su manera, no a la mía sin importar lo difíciles que sean.

Estos pasajes me recuerdan que si bien la mala conducta debe ser confrontada en forma pasiva, también habrá ocasiones en que tenga que soportar las fallas de algunas personas problemáticas. Dios probará mi paciencia, y mi orgullo.

La humildad nos permite ser verdaderamente personas pacientes con los errores de los demás. Mientras andemos en amor y oramos por ellos, Dios va a obrar y tratará con sus fallas. Cosechamos lo que sembramos: Si sembramos misericordia, cuando nosotros la necesitemos, cosecharemos misericordia. 

Aun cuando se nos haga difícil quizá soportar las debilidades de los demás, La Palabra de Dios nos va a fortalecer y nos capacitara para hacer su voluntad. Cuando te encuentres tentado a ser orgulloso, estudia o medita las Escrituras, pídele al Espíritu Santo que haga a través de ti lo que no puedes lograr con simple fuerza de voluntad.

Recuerda, el orgullo es un pecado también, y es el culpable el cual se esconde detrás de las relaciones rotas. Las señales del orgullo incluyen la falta de voluntad para admitir fallas o renunciar a asumir la responsabilidad por las propias acciones.

El orgullo quiere hablar siempre, pero no quiere escuchar, el orgullo no hace las paces nunca; el orgullo es testarudo, no quiere ser instruído, ni exhortado, quiere instruir a los demás.

El pecado de Lucifer fue el orgullo, ¡Dijo que se levantaría a sí mismo y a su trono por encima de Dios! entonces, vemos que esa clave de orgullo se manifiesta cuando una persona se tiene en más alta estima que las demás personas, pero Dios dice que; Todos somos iguales ante sus ojos. Lucifer por supuesto, nunca ha sido igual que Dios, pero en lo que respecta a relaciones humanas, ninguna persona es mejor que otra.

Recuerda eso: Ninguna persona es mejor que otra. Ante los ojos de Dios, todos somos iguales. Y estarás bien encaminado para poder evitar el orgullo.

No te engañes creyendo que  siendo orgulloso, te llevará a dónde en verdad tú quieres ir. Más bien, permite que la verdad del pasaje de Gálatas desciende profundamente en tú corazón, tú vida  y te cambie de adentro hacia afuera. Sé paciente, deja el orgullo; si en tú vida quizá no has visto verdaderamente lo que quieres ver realizado, ¿será por orgullo? Deja que Dios trabaje en ti, y deja que Dios trabaje en los demás, él más que tú conoce a las demás personas.





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viernes, 22 de marzo de 2013

Obediencia y Honra










¡Pueblo terco! Ustedes son paganos de corazón y sordos a la verdad. ¿Se resistirán para siempre al Espíritu Santo? Eso es lo que hicieron sus antepasados, ¡y ustedes también! ¡Mencionen a un profeta a quien sus antepasados no hayan perseguido! Hasta mataron a los que predijeron la venida del Justo, el Mesías a quien ustedes traicionaron  asesinaron. Deliberadamente desobedecieron la ley de Dios, a pesar de que la recibieron de manos de ángeles. Los líderes judíos se enfurecieron por la acusación de Esteban y con rabia le mostraban los puños, pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, y vio la gloria de Dios y vio a Jesús de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios. Y les dijo: Miren, veo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie en el lugar de honor, a la derecha de Dios. Entonces ellos se taparon los oídos con las manos y empezaron a gritar. Se lanzaron sobre él, lo arrastraron fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Sus acusadores se quitaron las túnicas y las pusieron a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban oró: “Señor Jesús, recibe mi espíritu.”. Cayó de rodillas gritando:” ¡Señor, no los culpes por este pecado.” Dicho eso, murió. (Hechos 7: 51-60)

Esteban pago un precio muy alto para establecer el Evangelio del Reino en esta tierra, él abrió una brecha grande para este tiempo. Hoy en la actualidad la gente quiere tener sus propios dioses, buscan refugios en sistemas religiosos, en el dinero y quieren salir adelante en sus propios esquemas, la gente ha endurecido su corazón a causa de tanto pecado, no creen en el amor de Dios y tampoco creen en la obra del Espíritu Santo.

Hoy en día están más preocupados por la doctrina de su congregación que realmente la doctrina que el mismo Dios nos dejó que es Su Palabra. Esteban es un ejemplo claro de Fe, él no se avergonzó de decirles a las personas lo que realmente estaba pasando en ese momento.

Muchos cristianos hoy en día se consideran indispensables por el simple hecho de saber teología, de leer la Biblia, pero ¿De qué sirve? Si no eres obediente, si tu testimonio habla lo contrario, si tienes falsos dioses, y cuando hablo de falsos dioses pueden ser: La novela, Tu pareja, tus amigos, la universidad, la televisión, el internet, el celular, un equipo de futbol, o el mismo legalismo de querer humillar a aquellos que son incrédulos.

¿Hasta cuándo le darás entrada a tú vida al Espíritu Santo? Vas a seguir con la terquedad, la rebeldía, el orgullo, la falta de humildad, simplemente porque en la iglesia donde están no predican la doctrina de Dios.

Nunca veremos cielos abiertos como vio Esteban, sino estamos predicando, sino estamos obedeciendo, si nos estamos dejando contaminar por el mundo, si estamos más tiempo afuera que en presencia de Dios. 

No seamos desobedientes, como lo han sido nuestros antepasados, hoy, si... ¡HOY! Hoy en día, muchos se dejan llevar por la ola del mundo, por la corriente, llenándose de carga, de vanidades, de afanes, de lujuria, de hipocresía, ser cristianos no es solamente cuando nos conviene, el verdadero hijo de Dios se mantiene y se sostiene en la Fe en Dios.

A Dios lo vamos a honrar cuando empecemos a obedecer, cuando empecemos a hacer la diferencia, cuando dejemos de tener las mismas actitudes que tienen los incrédulos, cuando dejemos todo lo que nos agobia atrás. 

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jueves, 21 de marzo de 2013

Padre excelente










“Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecios la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por Él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo”. (Hebreos 12:5-6)

En nuestra vida como cristianos siempre pasamos por momentos de prueba, momentos en los que sentimos que Dios nos ha abandonado.

Cuando esos momentos de prueba llegan a nuestra vida, muchas veces nos dejamos vencer por las cosas negativas que el enemigo pone en nuestra mente y solamente pensamos en las cosas malas y no pensamos en lo que Dios nos quiere enseñar a través de esa situación en la que nos encontramos.

Como hijos de Dios no debemos olvidar que Él siempre busca lo mejor para nosotros. Cuando nosotros nos encontremos en momentos de dificultad, en los que sentimos que en nuestra vida todo se ha complicado o pensamos que han llegado demasiados problemas.

 No olvidemos que todo tiene siempre un PARA QUE. Solo basta con acudir a Dios en oración para descubrir lo que Él nos está diciendo.

Debemos tener siempre presente que muchas veces las pruebas son necesarias en nuestra vida para que crezcamos, tanto como personas como para crecer en nuestro nivel espiritual.
 No pensemos que los problemas son para hundirnos o pensar que Dios se ha olvidado de nosotros o que es un Dios que nos castiga con cosas que no podemos soportar.

¿Por qué los problemas nos hacen crecer espiritualmente? Todos sabemos que cuando nos encontramos en situaciones difíciles a las cuales no les encontramos solución, que ya buscamos todos los medios posibles para resolverlas nosotros mismos, siempre acudimos a Dios en ayuda.

Cuando acudimos a Dios en ayuda, nuestra comunión con Él se intensifica ya que estamos en constante oración pidiéndole a Dios que nos ayude a resolver la situación por la que estamos pasando.

Incluso muchas veces hasta hacemos tratos con Él para que nos ayude a pasar más rápido esa situación difícil. Es por esta razón que Dios permite ciertas cosas en nuestra vida para que nosotros nos acerquemos más a Él y nos demos cuenta que en realidad solo tomados de su mano podemos superar las adversidades.

Dios a través de estos dos versículos nos recuerda que no debemos rechazar la disciplina que viene por parte de Él, ya que siempre tiene un propósito para cada situación que en nuestra vida sucede.

Solamente tenemos que aprender a esperar en Él para poder ver  el propósito de esa prueba. Nos manda también a que no decaigamos ni nos dejemos vencer cuando las adversidades llegan a nuestra vida.

Ya que dentro de estos versículos vemos un promesa grande de Dios para nosotros. Es la de su amor incondicional hacia sus hijos.

Los seres humanos cuando se convierten en padres, siempre buscan darle lo mejor a sus hijos y hacen todo lo posible por educarlos bien y que sea personas triunfadoras en la vida. Pues lo mismo hace Dios con nosotros, Él es el mejor padre que existe en este mundo y así como nuestros padres nos corrigen cuando nos equivocamos, Dios también nos corrige cuando cometemos errores.

Pero cuando Dios nos quiere corregir nosotros rechazamos esa corrección, porque comenzamos a renegar y a reprocharle a Dios porque permite que dificultades lleguen a nuestra vida.

Nos enojamos con Dios cuando su corrección llega, en lugar de agradecerle porque es un padre que siempre tiene cuidado de nosotros.

Dios quiere que no olvidemos que cuando el permite que lleguen pruebas a nosotros no es para que pensemos que es un mal padre o que se ha olvidado de nosotros y mucho menos quiere que por esa situación nos alejemos de Él. A través de su palabra Él nos quiere recordar que es un padre que nos ama incondicionalmente y es por esto que quiere que nuestra vida sea mejor cada día.

“es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia los que en ella ha sido ejercitados” (hebreos 12:11)

Dios mismo sabe que a nosotros no nos gusta que nos corrijan, no nos gusta pasar por momentos difíciles, pero este versículo nos recuerda que si esperamos en la voluntad de Dios y no renegamos por lo que Él permite que pase, al final veremos esos frutos.

Si sabemos esperar en Dios y en los momentos de prueba acudimos a Él, para pedir sabiduría, pedimos a Dios que nos ayude a entender su propósito. Dios a su tiempo nos dará la respuesta que tanto anhelamos y será Él quien dé solución a cada una de esas dificultades.

Pero no desmayemos ante estas situaciones, Dios es un padre excelente y solo quiere lo mejor para sus hijos, por medio de su corrección nos demuestra cuanto nos ama.



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miércoles, 20 de marzo de 2013

Sueños Depositados










“Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.” (Mateo 9:28-29)

Soñar con ser  un actor o productor de Hollywood, anhelar ser un destacado artista que llene estadios; soñar con un doctorado o  tener un buen trabajo. Infinitos sueños debemos de tener, debemos de esperar, debemos de creer, y eso se desarrolla  en nuestra vida cada día, al esforzarnos en la tarea y/o al trabajar, quizá pensemos inmediatamente en una casa o un carro. 

Pero, ¿Qué hay de las ambiciones y sueños buenos? Sí de esos sueños que van  en el ritmo que Dios  tiene  hecho ya con tus talentos, dones y deseos. Sí esos  sueños que sucumben a todo cristiano. Podríamos estar hablando de cantar, estar en un grupo, predicar, o ganas miles de almas en campañas. ¡Sí  de esos sueños! Que seguramente si platicas con alguien cercano  te creerá chalado (a)  y te dirá que eso no es para ti, o un típico: “¡Bah!, mejor estudia y esfuérzate”.

Ahora bien, Dios   produce ese sueño en ti, y es para bien:“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” (Filipenses 2:13).

Entonces Dios produce  el sueño en ti, ¿pero sabes?  Hay muchas personas con sueños pero estancados, y tú puedes  o no ser uno de esos. Puedes ir a Jesús llorando por pura Fe y pedirle que  haga tal cosa, pero es que  tú tienes  autoridad de pedirlo en Jesús, él lo concederá, pero   un detallito se nos escapa, la cosa está en que tiene que ser conforme a  tu Fe. De que  se puede hacer, se puede hacer; entonces la voluntad ya está impregnada en ti como la tinta al papel, ahora tienes que echarlo a  andar con  tu poderosa  Fe, que esperemos que sea como mínimo del tamaño de la mostaza. 

No dudes,  no lo creas imposible; frecuentemente vienen a nuestras mentes, ideas como: “Y si no sale como yo esperaba”  “Y si no estoy  en mi  sueño correcto” “Y si me dicen que estoy loco” “y si de verdad, al final no logro el cometido”   y si mejor  nos ponemos a orar   y tener una fe, entonces  no pasará  nada.

 Recuerdas la historia de aquel muchacho que se quedó frente a más de tres millones de gente, después de que murió  su líder. La gente lo miraba diciendo: “¿Podrá ocupar el lugar de nuestro  líder poderoso y santo?” “Ese muchachillo  no creo que logre muchas cosas, para ser sincero” “Jajá, en serio, ¿Él  nos guiará de ahora en adelante?, Sí  Josué   era rodeado de tantas críticas después de que el Señor había determinado llevarse a Moisés. Pero recuerda que Dios está contigo y que estás  hecho para una misión  única, especial y  bien detallada. El Señor tiene su mano poderosa sobre ti, y nada te podrá  detener,  detendrá el sol cuando haga falta, separará las aguas cuando nadie lo espere, cuando otras personas no vean salidas. ¿Puedes creerlo? Y no faltará  el insensato  destructor de Sueños que quiera  sucumbirte con  negaciones; pero descuida, recuerda: Así como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.”(Josué 1:5)

Bien, una vez que  tengas en claro eso, levántate y día: “¡Hey!  Que  Fuerte y  con ganas amanecí hoy, hoy haré un  poco de mi Sueño, le pondré esta pieza  a mi  idea, pues DIOS está conmigo”. Ese  es otro detalle: “Porque como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (Santiago 2:26).

Podemos tener el sueño implantado en nuestras  vidas  de parte de Dios, podemos  esforzarnos, pero también tenemos que  apuntar hacia adelante con unos ojos impresionantes de la fe, desafiando  a  cualquier situación  adversidad o creencia  de las personas. Apunta con tu  fe  muy  muy lejos, y llegarás… recuerda bien: “…Conforme a vuestra fe os sea hecho.” (Mateo 9:29)
El Sueño está plantado en ti, cuídalo, no pierdas detalles de tu misión,   empieza  a trabajar, no sea que te la pases la vida soñando, trabaja y ten Fe, necesitarás mucho más de la que tienes ahora.


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