Quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse. Por lo contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres Humanos. Filipenses 2:6-5 NVI
Era la noche previa a navidad y adentro de la cálida casa el árbol se veía rodeado de regalos. La madre estaba lista con los niños para salir con rumbo a la iglesia, porque esa noche se celebraría una reunión especial, pero los niños decidieron insistir ante el padre una vez más. <<Ven con nosotros>> le dijeron. Pero el respondió: <<Yo no creo en nada de esa religión barata>>.
Por años su esposa le había hablado de Jesús y del plan de salvación, dándole testimonio de cada detalle, pero él siempre la había rechazado diciendo que no tenía sentido para él. La parte que se refería a Dios haciéndose hombre le parecía especialmente descabellada.
Cuando la familia finalmente salió de la casa, el hombre se quedó solo, tirado sobre el sofá. Luego se acercó al fuego y miró por la ventana sorprendido de ver un extraño movimiento en la nieve. Observó con cuidado y vio un grupo de gatitos. <<Que torpes>> pensó. <<Se van a congelar>>. Pero su corazón se apiadó de ellos así que se abrigó y salió a buscarlos. <<Vengan aquí gatitos, vengan que tengo comida para ustedes, gatitos, gatitos>>. Pero los gatos lo miraron con desconfianza. <<No se asusten>> les insistió, pero al dar un paso los gatos se alejaron atemorizados.
<<Bueno, hice todo lo que podía>> Murmuró. <<¿Qué más podría haber hecho para salvarlos?>> Siempre astuto para pensar rápidamente, se dijo. <<Me tendría que haber hecho gato para que me entendieran y así salvarlos>>… Fue en ese momento que un frío temblor le sacudió la piel y escuchó su propia voz interior repitiendo la base de la idea que acababa de tener. <<Tenía que hacerse uno de NOSOTROS para que pudiéramos entender que quería SALVARNOS>>… Allí nomás este hombre se acercó al fuego y se puso de rodillas para entregarle su vida a Jesús.
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