“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En
esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo
unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor:
no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y
envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios
nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie
ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros,
y su amor se ha perfeccionado en nosotros.”(1 Juan 4:8-12)
El 14 de febrero fue
señalado como día de fiesta en 1969,
cuando el calendario católico romano dedicó esa fecha para recordar a San
Valentín, martirizado por el emperador romano Claudio. La historia nos dice que
San Valentín fue sacrificado porque se dedicó a casar parejas aun cuando el
emperador lo había prohibido. El dirigente romano tenía la creencia de que los
soldados casados no eran tan buenos y eficientes como los solteros. Además, en
la antigua Roma, el 15 de febrero se celebrara el día de la fertilidad o
lupercalia, en honor del dios Lupercus. A través de los siglos se han conjugado
toda una fecha dedicada a los enamorados; una fecha en que se intercambian
mensajes y obsequios para demostrar amor y amistad a los seres más cercanos.
Hoy en día se ha convertido en una festividad más comercial que emocional, sin
embargo Dios ha demostrado su amor y amistad a nosotros desde el principio
mismo de la humanidad, y es Jesús quien hoy nos habla acerca de la amistad y el
verdadero amor de Dios para con nosotros.
I.
JESÚS
YA NOS MOSTRO SU AMOR
“Nadie tiene mayor amor que
este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13)
Cristo asegura de manera
categórica cual es el mayor amor que ha existido. Hay diferentes
manifestaciones de amor por ejemplo: El amor de una madre hacía sus hijos, el
amor de pareja, el amor de los hijos, y podemos pensar que estas
manifestaciones de amor son sublimes; pero el Señor Jesús nos muestra cual es
el amor más grande que existe y es: “…que uno ponga su vida por sus amigos” y
Jesús puede hablar de esto con suficiente autoridad. Fue Jesús el que dejo los
cielos para venir a la tierra (Filipenses 2:1-11) de encarnarse y habitar entre
nosotros durante tres años, andar por los caminos y sanar enfermos, resucitar
muertos, consolar afligidos, animar a los desanimados y la mayor manifestación
de amor por nosotros: dejarse culpar, enjuiciar y morir por nuestras culpas en
una cruz.
Jesús no tenía ninguna
necesidad de eso; pero por amor a los seres humanos; manifestó amistad y amor
haciendo todas esas cosas. Por eso él puede decir que el mayor amor que existe
es: Dar la vida por sus amigos. Jesús la dio por nosotros para reconciliarnos
con el Padre.
Cuando enfrentemos momentos
difíciles y a nuestra mente vengan la maligna idea de que Dios nos abandona;
pensemos que Él ya demostró su amor y lo
hizo en una cruz por nosotros; logrando con eso que tengamos amistad con Dios.
II.
SOMOS
AMIGOS DE JESÚS PORQUE ÉL NOS ESCOGIÓ
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os
he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que
todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé” (Juan 15:16)
Cuantos de nosotros hemos buscado un amigo que nos
entienda, que nos ame incondicionalmente, que nos acepte tal y como somos con
nuestros defectos y virtudes; quizá en algún momento de nuestra vida pensamos
que lo habíamos encontrado y de repente ¡PUM! Traición o enojo, en algún
momento hemos sido rechazados por algún grupo de amigos, de sociedad, de
iglesia, pero que lindo saber que Jesús nos escogió primero; eso no habla de
que somos obligados a quererlo; sino a algo más grande; que Él nos ama tanto
que “viéndonos nos escoge como sus amigos” ¡Sí!, Dios mismo nos elige a ser
amigos de Él ¿Él puede amarnos tanto sin tomar en cuenta de cómo somos, de
dónde venimos o lo que hayamos hecho? Él sabe todas las cosas; y aun así tiene deseos de entablar amistad
contigo y conmigo.
Debemos sentirnos muy especiales en haber sido elegidos
por Cristo a formar parte de su círculo de amigos; dependerá de cada uno el
recibir esta amistad o rechazarla. Decídete hoy a ser amigo de Jesús, recíbele
en tu corazón y Él nunca te abandonará. Los hijos de Dios no celebramos a San
Valentín pero si celebramos a Jesús, aquel que nos amó primero, nuestro mejor
amigo.
Joven este día es un buen pretexto para que compartas
este regalo más maravilloso que hay dentro de ti, el amor de Jesús; testifica
del más grande amigo que podemos tener, cuenta lo que ha hecho de ti, que ha
sido el único que ha creído en ti. Jesús no es un mito o una leyenda; tampoco
es una fuerza magnética o espiritual. Es un ser real, auténtico y con deseos de
ser tu amigo incondicional y de acompañarte en cualquier circunstancia que
vivas; esta incluso dispuesto a estar contigo hasta la eternidad; solo es que
queramos recibirlo y Él hará lo demás. No lo pienses más; nadie más puede
ofrecerte este regalo de amor y amistad; el amor de Dios es lo máximo.
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